sábado, 8 de octubre de 2011

Greetings from Asbury Park. Canciones del Turó de la Peira


La primera canción que oí de Bruce fue una versión (de largo mucho mejor que la original). Los Manfred Mann’s Earth Band rompían la noche  desde la radio “cegados por la luz”. Tardé tiempo en saber que esa excepcional interpretación tenía otro autor. También me costó tiempo constatar que la incendiaria Patti Smith y su “Because the night” pertenecían a otro amo. 

Tampoco fue el primer disco que compré de el “Jefe” aunque llevaba tiempo oyéndolo por la radio. No os lo creeréis pero estuvo años descatalogado. Vendió pocos ejemplares cuando salió en España, incluso en los USA tuvo alguna crítica negativa. No es una obra maestra, no es el mejor disco de Springsteen pero... es el mejor disco de barrio.  A mí me recuerda al mío, a sueños de jóvenes de barrio periférico, muchos de ellos truncados por la aplastante realidad de la vida y de la muerte. Tiene algo que ahora no se encuentra en sus discos: intensidad, autenticidad, sentido. Ninguna canción es de relleno. ¡Te lo crees!... Ahora ya no. Sigue siendo excepcional como intérprete y autor pero miente, nada de lo que cuenta es cierto. Ya no es de barrio (yo tampoco) ha sido absorbido por el sistema (nosotros también) y entre su mierda subsiste y se nutre, se pasea con sus amigos de vez en cuando para engañarnos y mantener hibernada nuestra conciencia periférica que podría ser peligrosa en su despertar.

Es un disco oscuro desde su inicio en la cara A “Cegado por el resplandor de la luz”, pese a ello vibra con fuerza solo perceptible con los ojos cerrados. La banda es increíblemente compacta pese a su bisoñez. Para mí destacan los teclados de David Sancious y, por supuesto, la potencia de Clarence Clemons en los metales y los coros y ¡como no! la voz desgarrada de Bruce “Creciendo” o “Perdido en la inundación” (una de las más emocionantes de este cantante).


El disco simplemente te destroza, tiene una contenida violencia solo comprensible para chicos de barrio. Esa violencia rebelde que produce no tener nada, ni nada que perder, que nace en el desamparo de la calle, del aprendizaje del “golpea tu primero”, de la demostración constante de que no eres un cobarde y que estás dispuesto a demostrarlo de forma continuada. A veces ese sentimiento acaba domado (como nosotros con los años), muchas veces muerto. Ese desespero está presente especialmente en la cara B en “The Angel” o “For you”, dos canciones consecutivas que no he podido separar nunca, una de ellas sencillamente desgarradora (sin entender la mayor parte de la letra) y con unos segundos finales instrumentales de escalofrío.

“I came for you, for you, I came for you
but you did not need my urgency
I came for you, for you, I came for you
but your life was one long emergency
and your cloud line urges me
and my electric surges free”


La continuación con Spirit in the night, una sinfonía clásica de este autor sirve de anuncio para una declaración franca  final “Es difícil ser un santo en la ciudad” y especialmente en un barrio periférico de niños que “van a Barcelona” cuando cogen el Metro. Otra con violento final edulcorado en el disco pero excitante y acelerado en vivo.

Por mucho que se esfuercen todos los pijos que ahora veneran al “Boss” (¡Que asco me da este apodo!) no entienden nada de lo contenido en este disco que todavía nos pertenece (por suerte) a los chicos de barrio, a los verdaderos dueños del Rock and roll, a los auténticos traidores de sus sueños.


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