Howard Devoto es uno de esos "raros", un músico muy interesante, con una carrera sin excesivas concesiones a la galería y, por supuesto, sin ningún tipo de éxito.
Tras su paso por "Magazine", grupo que pasó sin pena ni gloria y del que hoy bien pocos se acuerdan, intentó iniciar una poco exitosa carrera en solitario y consiguió que la "Virgin" le publicara este trabajo. Supongo que en España bien pocos lo compraron, entre ellos, yo y mi hermano.
En contra de lo que era esperable, el disco no sigue estrictamente los caminos marcados por su anterior grupo, tiene algunos toques más pop, alguna balada e incluso alguna incursión en música de club. Como también era de esperar, el disco tuvo mínima repercusión, pero ahí sigue en mi discoteca y de vez en cuando lo recupero.
Los arreglos resultan elegantes, con matices que alejan las canciones del terreno "punk" o "nueva olero" con el que comenzó su currículum, incluso los coros que las acompañan les otorgan de un poco más de dulzura de la que él puede dotar con su voz que resulta algo áspera o como mínimo amarga.
La segunda, "Topless" es más oscura al principio como ya anuncia su primera estrofa "The past is rotten to the core the time is ripe like never before". La música suena algo distorsionada y si no fuera por los coros y los instrumentos de viento podría ser ruda, pero a medida que avanza se va suavizando un poco hasta que Devoto retoma los mandos y vuelve a escupir los versos, anque luego se deja llevar por la omnipresencia de Laura Teresa en los coros.
"Rainy Season" es sobresaliente, quizá la mejor del disco. Se inicia distante y algo misteriosa pero con una guitarra acústica y los teclados se mete en los terrenos personalísimos de Devoto y nos deja un estribillo para la posteridad.
"I'm on fire and it's the rainy season and you're like a mirage. I could learn to hate."
En "I admire you" vuelven esos coros agradables susurrando "Sha, la, la" , "ah, ah, ah" y dulces frases lejanas ("forever for everyone") apostillando las declaraciones del autor. Ni rastro de aspereza en esta oda de admiración. Casi casi resulta optimista si no fuera por esos truenos finales que presagian tempestad. Una auténtica "delicatessen" mientras él se recrea en acabar la canción.
La primera cara se cierra con "Way out of shape" con un bajo potente muy jazz, batería, piano y guitarra en riffs constantes. No sea que nos creyéramos demasiado su optimismo previo. "It's just one of those days when I might as well be drunk 'cos I can do it every other way".
"Out of shape with me" parece grabada medio en broma, en calzoncillos, tirado en el sofá como indica en la primera estrofa, ralentiza la voz como si estuvieran reducidas las revoluciones del disco, aunque el piano lleva el ritmo de forma adecuada, para despejar dudas aparece una guitarra un poco perezosa de fondo y el cantante se pone a hablar más que a cantar. "I'm drunk, yes, I'm drunk but I think I can do it okay. Come and be out of shape with me, come and be deflected out this tragedy". Mientras los trombones y trompetas aparecen por primera vez en el disco, siendo sustituidas al final por la guitarra.
"Taking over heaven" empieza con un grito, aunque de inmediato se tranquiliza con la intervención de la voz femenina de Penelope Houston y aunque suena muy electrificada diríase que al autor le hubiera gustado que sonara más electrónica.
Finaliza el disco con "Seeing is believing" que podría ser una balada si no fuera porque Devoto se empeña con su voz en que no lo sea, pero deja un bonito final para este disco que aunque no tuviera en su día el éxito merecido, lo sigo recordando con cariño pese a los treinta y cinco años acumulados.