Alguien me habló en la facultad de este genio del piano, alguien aficionado a la música progresiva (que se decía entonces) que se relamía de gusto con los bocados bien preparados. ¿Un tipo solo tocando entero un concierto de piano? El disco era doble, y por lo tanto más caro. Yo no lo veía claro, pero la recomendación era directísima. Me lo compré sin haber oido nada. Un acierto de pleno
Sólo son dos piezas, la segunda en tres partes, improvisadas sobre el mismo movimiento, de duración prolongada y progresivamente reducida. Música envolvente, llena de matices, en un directo en el que el silencio solo es roto a veces por los ruidos de esfuerzo del pianista legendario, que se jalea, que se acompaña con golpes de los pies, mientras ese piano lo llena todo y parece una auténtica orquesta y parecen oirse unos coros cantando. Y la música se hace enorme, tan inmensa que cuando rompe el aplauso del público te quedas extasiado, porque hay música hasta en ese silencio que hoy en día es tan raro en los escenarios.
Bueno, que no, que no fue absoluto, el azar, pero casi.
Creo que había escuchado en el recopilatorio de Cherry Red (el Pillows and Prayers) una canción. El caso es que recuerdo haber comprado (creo que fui yo) el disco Elegible Bachelors de The Monochrome Set con más fe que convicción, con más esperanza que seguridad. ¡Y vaya si la necesitaba! Un pop raro, raro, raro. Aires de western, proyección anfetamínica. ¿Me gustó desde el principio? Pues claro que no. Había algo que me atraía mucho, pero también cierto olorcillo extraño, como a una naftalina inesperada.
¡Qué felicidad, eran los tiempos en que un disco tenía que durar en el plato un tiempo prudencial para no pensar que habías tirado el dinero miserablemente!
¡Qué grandes eran los Monochrome Set! ¡Y qué desconocidos! ¡Y cuánto han llegado a gustarme! Sobre todo, cuando Lost Weekend apareció en casa de mi amigo Alberto. Fue como si la madurez de la fruta hubiera ido gestándose poco a poco y de repente todas las melodías, todos los efectos anticuados, toda la extrañeza, se volviera placer multiplicado por diez!
Adquirí un recopilatorio de singles y rarezas extraordinario: Volume, Contrast, Brilliance...., el directo de horrible sonido: Fin, y a lo largo de los años intenté seguirlos. Lo último que compré fue un disco muy, muy bueno: Dante's Casino; creo que luego se separaron.
¿Cómo dio lugar a esta música el ambiente post-punk? No tengo ni idea, pero recuerdo con orgullo que aquellos fueron tiempos en los que ocurrían cosas y me resisto continuamente a identificar los años 80 con las producciones que vinieron con el éxito de Simple Minds, de Psychedelic Furs, The Cure... Grupos extraordinarios que perdieron algo y ganaron... mucho.
Y estos Monochrome Set eran tan diferentes a todo lo demás que merece mucho la pena conocerlos y disfrutarlos. Venga, sin más. Espero que haya gente que se lleve una sorpresa (no creo que les hicieran mucho caso en el Primavera Sound, ¿o sí?).
Este es un grupo que en realidad siempre representó la inquietud de una cantante: Aimee Mann. Un grupo que empezó claramente situado dentro de las estrategias comerciales de la época, con un primer trabajo superventas:"Voices Carry" de 1985, que fue su tarjeta de visita y que los posicionaba claramente alineados con ondas pop casi adolescentes.
Ese disco me hubiera pasado totalmente desapercibido pensando que sólo se trataba de otro más de esos que estaban de moda en eso tiempos en América, con mujeres guapas con el pelo alborotado por un peinado de diseño y bonitas voces al frente, ideales para banda sonora de alguna película y poco más que una competidora para "The Motels" o "The Bangles". Pero en ese disco destacaba la personalidad de la cantante por encima del resto. Se veía claramente que todo estaba armado a su alrededor, que era la responsable emergente y que había una voz personal en maduración, que era algo más que una mujer vestida y peinada de forma prefabricada.
Duraron poco, apenas tres discos y a partir del tercero: "Everything is different now". Liberada de la influencia del que fue su novio Jules Shrear (compositor de canciones para The Bangles y Cindy Lauper) que interviene componiendo, al alimón con Matthew Sweet, la canción que da título e inicio al álbum, se embarca claramente en su carrera en solitario. Y eso que se empieza a barruntar en la portada al ver su aspecto físico, se confirma a partir de la segunda canción, la acariciadora y elegante: "Rip in heaven".
Le sigue "Why must I?" en la que canta sencillamente precioso y si no fuera por unos arreglos quizás demasiado épicos en los teclados, si solo se acompañara de guitarras, sería una de esas baladas preciosas que todos deberíamos tener guardadas con candado.
Ella siempre negó que ese disco fuera una despedida de su antiguo novio, pero todo el trabajo tiene un tono nostálgico (y esperanzado a la vez) que le dan un barniz precioso, de esos brillantes y claros. La canción en la que queda más claro es "J for Jules". Aquí Aimee Mann acaba de convertirse en esa cantautora que puede pasar a la historia con las bellas canciones de la película Magnolia (Son tan buenas que mejoran las escenas). Otra vez los arreglos en el estribillo queriendo dar importancia al fraseado, podrían haber sido un poco más discretos y así sonaría más personal, más directa y descarnada.
"(Believed You Were) Lucky" la compone a medias con su ex. Nuevamente la voz de la cantante se sobrepone a unos arreglos desmedidos, muy a lo "Bangles".
Los arreglos (para mi gusto) mejoran en "Limits to Love" en la que toma claramente la batuta la voz cantante y la música es más de fondo, como le corresponde a este tipo de baladas. El disco entra en una linea claramente ascendente.
"Lone Gone (Buddy)" podría haber estado en los primeros lugares de las listas de entonces sin ningún problema. Como todas las del disco, se beneficiaría mucho de una actualización, pero contiene pasajes vocales y musicales extraordinariamente agradables y evocadores de esos tiempos en los que fuimos jóvenes e inocentes.
Para la siguiente canción cuenta con una colaboración de lujo: Declan McManus, el alter ego de Elvis Costello que interviene en la composición y en las voces. Dejando un tema ("The other side of the telescope"), quizás el tema, más orientado al futuro de la cantante. Mucho más folk, comedida en los arreglos, bella y envuelta en siete velos. Vean a Costello interpretándola en directo sólo con una guitarra, ahí alcanza de verdad una gran dimensión esa canción, o la versión acústica de Aimee Mann, ambas mejores que la del disco. Pongo dos para que podáis comparar.
"Crash and Burn" es otra canción que de modo inexplicable no estuvo en las primeras listas de éxitos. En colaboración con Kit Hain, nos propina una canción pop de medio tiempo de gran nivel, comparable a algunas históricas de, por ejemplo, Cindy Lauper. Otra que en acústico podría estar tranquilamente en el podio de las mejores.
"How Can You Give Up?" es muy pop y bastante comercial, finaliza el disco mirando hacia lo lejos con inquietud y también como esperanza. Lo que queda atrás está acabado y está claro que va a seguir en solitario.
Un bonito disco para una soleada e invernal mañana, la luz del sol deja abierta la esperanza a que se termine el frio mientras vaya avanzando el año.