martes, 8 de agosto de 2017

Kevin Morby - City Music


Kevin Morby es uno de los autores más destacados de los últimos años y lo ha demostrado continuadamente en todos sus discos. Su último trabajo, aunque parezca imposible, supera lo previamente publicado y eso que su "Singing Saw" del pasado año parecía difícil de superar, pero lo ha conseguido en una obra redonda repleta de sensaciones, referencias y homenajes.

El disco se inicia con "Come to me now", lenta, atmosférica y recitada, muy en su estilo, parece una simple continuación del anterior disco que no parece que haya acabado ni en su argumento ni en su calidad. Las percusiones suenan como ruidos lejanos de trabajadores y los teclados a veces parecen procedentes de la naturaleza. Al final hasta canta como si acabando se hubiera dado cuenta de que tiene que poner un estribillo.l ¡Magnífica!



En "Crybaby" parece Lou Reed con toda la Velvet Underground, un papel que irá retomando (en mi opinión) en otros momentos del disco. Nos hemos movido mucho desde finales de los setenta pero esta onda sigue pareciendo original y seria.


La oscura  y breve en la letra de "1234" contiene fragmentos de Jim Carroll. Es un claro homenaje a los Ramones tanto en su planteamiento musical como en su letra en la que son mencionados. Se sale de lo habitual en este músico pero precisamente por eso me parece más buena.

Vuelve por sus fueros en una "Aboard my train" intimista y probablemente autobiográfica con una voz que apostilla como haciendo comentarios en el fondo. Un breve solo de guitarra eleva el ritmo de la canción y luego se instala en la parte trasera queriendo desmelenarse para finalmente ser apaciguada por la voz y diluirse en el final.

"Dry your eyes" suena muy Stoniana, breve y repetitiva en la letra y en la música, con unos coros negroides de fondo. Suenan filigranas de las guitarras buscando el final de la canción ralentizándose hasta “Flannery” un poema de Flannery O’Connor recitado por Meg Baird que sirve como intermedio.

"City Music" es casi  instrumental y destaca por el empleo del bajo acompañado por suaves punteos de guitarra que me recuerdan a Vini Reilly. La letra tarda en arrancar y se reduce a un par de versos que actúan como un instrumento musical más. El final se desboca un poco mientras el cantante eleva el tono de la voz. Punto cumbre del disco en su canción más larga.
En "Tin Can" el cantante vuelve a tomar su posición dominante en el escenario recitando la canción hasta la parte central en la que los instrumentos se hacen con los mandos, con la sensación de asistir a una improvisación a la que luego se suma Morby y deja claro que pese a todo él canta aunque: “ I am a prisoner here, but I dont mind” y nuevamente como si se recluyera en el fondo la guitarra le acompaña en ese mutis final. En directo debe sonar brutal.

"Caught in my eye" está escrita por Darby Crash de The Germs, demostrando neuvamente que a al cantante le interesa mucho ese punk americano de los setenta. Kevin Morby la toma de ese desgarro musical original y la hace suya filtrándola y vistiéndola de terciopelo y encaje.

"Night Time" es de las más hermosas del disco, perezosa en su lentitud inicial casi acústica, quizás un poco larga pero no me molesta. Cuando va acabando me da por pensar en JJ Cale aunque por ahí dicen que tiene aromas a Neil Young. Como siempre esto depende del catador.

"Pearly Gates" también suena muy setentera y muy Velvet. Una de las pocas canciones con estribillo del disco “And I was wondering on my judgement day what I would be wearing in line for the pearly gates” y las chicas de negro de fondo dicen “uh, uh, uh”. Vamos que si quería hacer un homenaje a Lou Reed me parece de lo más adecuado. Quizás es la mejor canción del disco por eso.
La que echa el cierre del álbum “Downtown Lights” podría  resultar monótona pero a medida que avanza nos va enganchando en ese bucle característico de las canciones que siempre parece que vayan a crecer pero no lo hacen y por eso nos deja con las ganas de más.

Obra magna de Kevin Morby que se pone un listón muy alto para el futuro haciendo indudablemente uno de los discos del año.

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