Es evidente que la obra de Genesis tiene dos partes bien diferentes: Con Peter Gabriel y sin él. Cada cual tiene sus gustos y en ambos períodos hay cosas interesantes, pero yo me decanto por la primera. Después la deriva comercial del grupo fue haciendo cada vez más mella y poco a poco se conviertieron en un esperpento de lo que fueron. Siempre han sido magníficos músicos pero su creatividad se vió muy mermada a partir del "And then we were three". En mi opinión, deberían haber cambiado de nombre y no seguir con la misma marca comercial porque se convirtieron en otro producto.
El disco que nos ocupa fue el primero que compramos de los Genesis en vinilo. Antes habíamos tenido en cassette el "A trick of the tail". Otro buen disco que surge todavía a la estela de Gabriel y que nos hizo pasar muy buenos ratos en su día.
El disco es de 1973 pero yo lo compré en 1979 por recomendación de un compañero de clase en la universidad. Habíamos seguido la carrera de Genesis de forma parcial, y a partir de este disco, mi hermano con su afán enciclopedista, me obligó a hacerme con casi todos los de la banda de la época de Gabriel. Tiene gracia pero nunca compramos ningún disco posterior. Ellos seguían produciendo música, incluso fuimos a alguno de sus conciertos, pero nuestras escuchas se reducían a los primeros discos de la banda con la excepción del mencionado "A trick of the tail" y un paso fugaz por casa del "Seconds Out".
La historia erudita de algunas canciones está perfectamente descrita en este blog y por eso no me voy a entretener con ella (aprovecho para felicitar al autor). Yo solo voy a hablar de las sensaciones que me produce volverlo a poner.
El inicio "a cappella" de "Dancig with the moonlight knight" seguido de la introducción de cuerdas tan próximos a la música clásica es de los de "pelos de punta". La canción es un auténtico relato, Gabriel domina totalmente la escena, dirige perfectamente las subidas y bajadas del grupo y otorga un tono dramático impresionante a la canción. Una gran canción que hubiera merecido una buena historia, igual algún día la escribo. Una historia de bosques frondosos, lanceros con armadura plateada defendiendo puentes y doncellas, magos poderosos y bien y mal perfectamente diferenciados. El tema es una de esas mini-sinfonías de Genesis que abundan en sus discos de esa época. La melodía se repite posteriormente en otros de los temas del disco dándole consistencia al conjunto.
La magia medieval se reduce un poco en el "hit" "I know what i like (In your wardrobe)". Reconozco que en su día la apreciábamos poco. Seguramente por culpa del estribillo, la repetición de los textos quita esencia de relato a la canción... Tonterías de jóvenes. En la actualidad la disfruto mucho. Nuevamente Gabriel actúa en dos papeles, como narrador recitando y cuando canta interpreta al personaje protagonista del cuento.
Los autores de "Firth of fifth" son Banks y Rutherford y eso se nota en la larga y bella introducción con piano que justifica plenamente la etiqueta de "rock sinfónico" (y un pelín grandilocuente) de estos grupos. La canción es excelente aunque quizás Peter Gabriel "sobreactúa" un poco en su primera intervención como cantante. Cuando baja el tono épico es cuando me toca más la fibra y cuando le acompañan los coros es cuando se muestra el paisaje antiguo y mágico de la Inglaterra de siglos pasados. Luego los teclados se apoderan del tema y juguetean como el viento sobre unas velas desplegadas, y surge el solo de guitarra magistral de Hackett, que casi está en segundo plano, como un grito un poco alejado de la escena central y (me tengo que desplazar a mover la aguja porque tengo el disco rayado desde hace años) finalmente se disuelve en la lejanía sustituido por el fraseado final del cantante y los teclados cerrando el concierto.¡Extraordinario!
"More fool me" es la primera canción grabada por Phil Collins en la voz solista. Un caramelito agradable para disminuir el tono algo rimbombante y de epopeya de Gabriel.
La que inicia la cara B es una canción con altibajos. "The battle of Epping Forest" se inicia con una marcha militar y luego Gabriel se empeña en exhibirse en su faceta cantante y en mostrar sus diversos tonos vocales y en algún momento se hace un pelo empalagoso. Algunos fraseos de teclados intercalados son sobresalientes. Me río siempre cuando dice "pin-up guru" porque parece que pronuncia el nombre de un profesor mío de COU (buen tío por cierto) y le llama "burruuuu".
"After the Ordeal" es un instrumental esencial como puente entre la anterior y "Cinema show". Un sorbete delicioso que nos transporta a un palacio del siglo XIX, con suelos y columnas de mármol rosado, criados con librea, bellas bailarinas danzando y tronos con decorados dorados. El solo de guitarra (ahora sí en primer plano) nos recuerda que es un tema moderno y no clásico. Permite digerir un plato un poco recargado y preparar a los lóbulos temporales para el tema final del disco.
"Cinema show" es uno de las mejores composiciones del grupo. Aquí Gabriel se contiene lo suficiente para firmar unos vocales magistrales. Ahora sí que la demostración laríngea tiene la extensión y volumen adecuados, es extraordinariamente luminosa y estimulante. La música dibuja perfectamente los decorados, no da la sensación de estar bajo la batuta del cantante. Todos los componentes tienen su parte de protagonismo. Se incluyen sonidos no estrictamente musicales y hay unos coros realmente celestiales. Incluso hay una parte que suena a banda sonora para una película de gangsters. Luego retoman el hilo inicial del disco como fondo enlazando con el tema final del disco, "Aisle of plenty". Un breve epílogo que repite algunas notas previas, insertado para que puedas relamerte con lo degustado.
Os dejo el disco completo que creo merece ser disfrutado en conjunto mucho mejor que por separado. Para mí una obra maestra.
estoy en total acuerdo contigo. para mi es su gran disco.
ResponderEliminarMe alegra que coincidas. Casi siempre que lo digo la gente me mira raro... Igual es que lo soy. Un saludo.
EliminarES MI DISCO, el que me llevaría a esa dichosa isla abandonada de la mano de Dios. Lo he escuchado miles de veces y, concretamente, hace tres días en una sesión nocturna (hasta poco antes de las 7 de la mañana). Lo compré el año 74 en Reading, en mi primer viaje a Inglaterra. En el primer concierto de Genesis en Madrid, un año después, con motivo de la presentación del "The Lamb Lies Down On Broadway" (muy bueno, pero no me emociona tanto como el "Selling..."), salí un poco mosqueado porque no tocaron ningún tema de esta obra maestra. Otro año en Londres, allá por el 93 ó 95 me fui hasta Epping Forest a rememorar la batalla que cómicamente describe la canción. En los rebajes de fin de semana de la mili, de viaje entre Logroño y Madrid, un Mini 1000 rojo, tres pasajeros, los cantos rulando y el "Selling..." a todo volumen. Es la pequeña historia de mi vida. Inigualable a ningún otro disco que he escuchado.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
También es uno de los mios, pero tengo tantos que he renunciado a llevar ninguno a una isla desierta. Creo que me bastaría con el ruidoso silencio de la naturaleza.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo.
¡Es que es muy difícil elegir! The Lamb me gusta más porque la narración me gusta especialmente y porque le veo más tintes roqueros. Pero este está ahí, ahí, al lado, casi indistinguible en el gusto.
ResponderEliminarNo puedo parar de oir "The Cinema Show". Para mí es el mejor tema de toda la carrera de la banda. De toda. Pese a lo insoportable que resulta Phil Collins cuando deja la batería y se pone a lloriquear delante del micro, os propongo una escucha atenta de la versión del "Seconds Out": Banks está magistral, como siempre, pero si alguien destaca ahí es nuestro amigo Bill Bruford a la batería. ¿Y el bajo de Rutherford hacia el final del tema? Me pongo de rodillas.
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