domingo, 31 de diciembre de 2017

Artistas, discos y canciones de 2017 (3)

21. The Sadies - Northern Passages

Salió en los primeros meses del año y eso, en estos tiempos vertiginosos, podría haber hecho que quedara olvidado. Por suerte no ha sido así, perdurará.

22. Austin Hanks - Alabastard
De este disco me gusta hasta la portada. Un puñado de canciones excelentes que se mueven en todo el espectro posible de lo que, hoy en día, llaman "americana". Muy sorprendido de no verlo en ninguna lista. En la mía lo está y bien alto. Mientras tanto, en la carretera él anda girando nada menos que con los ZZ Top (por si a alguien le sirve de referencia).

23. Jeff Finlin 
- The Guru in the Girl
Otra de las gemas escondidas en el "joyero" este año. Y es que empieza el disco con "Her love will light the way" y ya te quedas enganchado, de las mejores canciones del año, así de simple. Pero es que luego sigue con "Someday" y así hasta el final. Ya me estáis tardando en escucharlo.

24. Destroyer - Ken
Destroyer o lo que es lo mismo, el canadiense Dan Bejar, nunca me ha decepcionado y esta vez tampoco, sólo os diré que este disco está comprado y bien comprado y lo único que lamento es no haber ido a verlo en directo por problemas de calendario. De los mejores discos del año. Magnífico de arriba abajo, de derecha a izquierda y de vientre a dorso.

25. John Mayer - The search for everything

Este sale aquí por culpa de mi hermano. Nunca le he hecho ni caso a John Mayer, es probable que nunca me hubiera parado suficientemente a escucharlo. Si hubiera sido por la portada no me hubiera ni acercado, la encuentro horrorosa. Una vez liberado de todos mis complejos y obligado a escucharlo por indicación fraternal he de reconocer que este disco tiene mucho "soul".

26. Aimee Mann - Mental Illness
Siento debilidad por todo lo que hace Aimee Mann, incluso cuando parece que muchas de sus canciones son muy parecidas entre si. No puedo ser objetivo con ella y por eso no tengo ningún reparo en decir que este disco es uno de mis favoritos del año. Algunas de sus canciones merecen pedestal e incluso genuflexión.

27. Jason Isbell and the 400 Unit - The Nashville Sound

Tampoco puedo ser objetivo con Jason Isbell, todo lo suyo me parece muy bueno y este disco lo es y por eso es obligado reseñarlo, pero soy muy exigente con la gente que quiero. Me queda un sabor agridulce cuando lo escucho entero, creo que se ha quedado rozando la obra maestra y me parece que ha sido por exceso de ambición o de expectativas (las mías, por supuesto). En cambio las canciones de forma aislada me parecen de gran calidad, de magnífico "songwritter", algunas son incluso históricas. Es muy probable que cambie de opinión cuando le de un poco más de tiempo, tengo la sensación de que hay que guardarlo un tiempo en la bodega y luego sólo hay que destaparlo, dejarlo que se airee y beberlo en sorbos cortos.

28.  Danny de La Matyr - Cry Baby

Este sale en todas las listas y con razón. Un bocadito "pop" exquisito. Tengan cuidado con los empachos que, ya saben, uno se lanza sobre estas cosas ricas y...

29. Chicano Batman - Freedom is Free
Un disco mestizo tanto en sus componentes como en su estilo que me resulta casi indefinible. Sólo se una cosa: Me gusta. Y si le dais una oportunidad, a vosotros también. Original es poco.

30. Ricardo Lezón - Esperanza
El último de la lista de hoy, pero no el menos importante ("Last but not least"). Este es otro artista por el que tengo franca debilidad y eso que mis amigos lo califican como "un triste", dicen que "no les gusta la voz" o que "no se le entiende". Pues yo les digo ¿Y qué? Ha hecho uno de los mejores discos nacionales del año. La producción ha conseguido resaltar las virtudes de este cantante y él defiende las canciones con "uñas y dientes", es uno de los mejores letristas nacionales y así le ha salido el disco y también su presentación en directo, sencillamente: Sobresaliente (Para que luego digan que me cuesta dar notas altas).

¡Anda! Si todavía me quedan unos cuantos, y algunos muy buenos, igual vienen con los Reyes. De momento, Feliz año nuevo.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Artistas, discos y canciones de 2017 (2)

Seguimos con esa lista sin orden ni concierto simplemente guiada por mis escuchas en estos doce meses.

11. Courtney Marie Andrews - Honest life
Un disco de esos bonitos a más no poder, una continuación excelente en la lista para el disco de Joana Serrat. Delicado al máximo, casi folk en algunos momentos. Excelsa la voz, en el nivel de las mejores cantantes folk y country de los setenta. Un apetitoso "bollito relleno de crema" (sustituyase por el dulce favorito del lect@r) que resulta casi obligatorio llevarse a la boca.

 12. The Grande - The Grande
Pese al nombre, este es un grupo pequeño, sólo tiene 922 seguidores en facebook lo que significa que es poco conocido. Eso no tiene nada que ver con la calidad que atesora este trabajo que reúne un puñado de canciones de eso que llaman hoy en día "americana" (a mí eso me suena a chaqueta) y que a mí me recuerda a los Eagles y a un buen puñado de grupos de los setenta. No se esperen grandes piruetas pero sí unos juegos malabares con bolos muy bien hechos.



13. Salar Rajabnik - Black and white world
Menudo nombrecito tiene el chico. De hecho el nombre no hace sospechar la descarga de potencia que encierra este disco entre el power pop y springstiniano. Este me apareció como recomendación dominguera de "Mi Tocadiscos Dual" y como estaba disponible en "bandcamp" le pegué un meneo importante en los descansos de mis etapas del Camino de Santiago este año. Con especial cariño recuerdo una tarde muy lluviosa en el Seminario de Mondoñedo. Nada de auriculares, dadle bien alto al volumen y que "aprendan" vuestros vecinos.

14. Cigarettes After Sex - Cigarettes Aftes Sex
Otro disco para enmarcar, para comprarlo y tenerlo bien guardado y administrarlo en cuidadas dosis. Es difícil la continuidad de este grupo sin hacerse repetitivos, incluso pesados, también es difícil que superen este disco, pero si lo consiguen será extraordinario. Estos sí que tienen muchos seguidores, algunos lo son en exceso, sin capacidad de crítica, pero es fácil llegar a ello mientras te meces suavemente en sus canciones en blanco y negro. Son otro producto más de "dream pop" que podrían sonar a siempre lo mismo (como "ambient pop" les califican en Wikipedia) pero emocionan, no sé decir porqué, pero lo consiguen. En directo suenan de fábula y ponen tal carita de sorprendidos por su éxito que pienso que son sinceros. Tenía mis dudas porque después de cinco años creando expectación mandando pequeñas dosis de su música en EP, podrían haber sido un simple producto de marketing poco duradero. Aunque así sea, después de este disco pueden descansar tranquilos porque ellos sí que lo hicieron.

15. Black Mountain - IV
Este disco es del año pasado y lo pongo porque me da la gana y porque me rebelo ante su escasa repercusión. Igual es que tienen canciones demasiado largas para los muy rockeros, igual es que tienen algunas reminiscencias sinfónicas, seguramente despiertan prejuicios e igual no responden a las expectativas que en si día depositamos en ellos. No lo sé, ni me importa. En este disco dejan la huella bien marcada, aunque pase muchas veces el agua ahí seguirá para el que quiera verla. ¿No son modernos? Yo tampoco ¿Qué a veces parecen Pink Flloyd? Me parece perfecto.

16. Bridget Kearney - Won't Let you Down
Ecléctica es el adjetivo que se me ocurre para definir a esta antigua componente de los Lake Street Dive. Ecléctica y con un disco que apunta muy buenas maneras, quizás no es completo pero sí que crea grandes expectativas, podríamos estar ante un gema a la que le falta un poco de pulido para brillar a tope. De momento no deslumbra todo el rato pero según le da la luz hay que tener cuidado al exponer las retinas. Pelotazo tremendo el de esta canción, una de las mejores del año, sólo por ella el disco merece la pena. Elegancia en grado sumo.

17. Kevin Morby - City Music
Poco que añadir a mi entrada previa sobre este disco salvo que lo único que no me gusta es esa falda con topos que luce en la portada, no por la falda, sino por el estampado (que quede claro). Línea ascendente la del tejano que tiene cuatro discos sin fisuras.


18. The Barr Brothers - Queens of the Breakers
Estos hermanos canadienses no son muy conocidos. Los tenía presentes por la canción "Beggar in the morning" que me parecía una mini obra maestra. Destacan por su tratamiento de las cuerdas, entre ellas un arpa, por las armonías vocales y por su modestia. Este disco aunque no es redondo del todo tiene algunas gemas como la que da título al álbum, otra canción de las de enmarcar este año. Vean el vídeo y lo comprenderán: ¡Enorme!

19. Robyn Ludwyck - This Tall to Ride
No sé si el título hace referencia a los tacones o a esas piernas interminables que lucen las mujeres de la portada. Lo que sí que es seguro es que este disco emboba igual que su portada. A mí como varón se me cae la baba. Tontorrón, facilón, antiguo y un punto rockero y enamoradizo que es uno.


20. Josele Santiago - Transilvania
A Josele Santiago no le he seguido nunca mucho, ni siquiera cuando formaba parte de "Los Enemigos", eso eran cosas de mi hermano, pero cada vez que me tropiezo con una canción suya me veo obligado a destocarme. En especial por sus letras tan certeras. Un músico honrado, serio, reivindicativo y con un disco de lo mejor del panorama nacional, que personalmente me ha parecido un poco gris este año (seguro que es porque no he prestado suficiente atención).



 ¡Ostras! Todavía me quedan un buen montón de discos que merecen comentario. Se avecina tercera parte... igual una cuarta también.

Artistas, discos y canciones de 2017 (1)


No pensaba escribir nada para este final de año, me parecía que me había centrado en bucle con muy pocos discos y que me había perdido casi todo, pero poco a poco me he ido liando mientras revisaba todo lo que he escuchado estos últimos 12 meses, he constatado que, en contra de lo que pensaba, han pasado por mis oídos unos cuantos buenos discos, artistas y canciones. No tienen ni orden ni sentido alguno, ni siquiera pretenden ser recomendaciones. Como he visto que me podía quedar muy largo lo voy a dividir en varias partes, ni siquiera se cuantas.

1. Craig Finn - We all want the same things 

Supongo que debo estar equivocado y por eso ha pasado desapercibido, pero este disco me parece de lo mejor que he oído en bastante tiempo. Seguro que me pierde mi debilidad por el líder de "The Hold Steady", un hombre con cara de persona sencilla y agradable, igual un poco triste y meditabundo, probablemente con mala suerte, seguramente honesto. ¡Debe ser eso, la honestidad!
Si os queréis hacer un favor (y a él también) escuchadlo, compradlo, recomendadlo. Yo creo no os arrepentiréis.


2. Lukas Nelson and Promise of Real 

Este no lo iba a recomendar. Me fastidian los que vienen avalados por "pedigree". Soy muy suspicaz con esas cosas, perdonádme. No me gustan las herencias, pienso que la genética y el lugar de nacimiento son casualidades y no méritos.  Pero cuando me he quitado los prejuicios y me he puesto sólo la música me he encontrado con un músico grande sin necesidad de recurrir al apellido.
Uno de los mejores discos de este año y esta "Forget about Georgia" lo demuestra


3. Will Johnson -Hatteras night, a good luck charm

Qué quieren que les diga, un disco con mayúsculas, tampoco es que nadie le haya hecho mucho caso en la red, incluso después de mi reseña, parece que sólo me alineo con los perdedores ¿Que le vamos a hacer? Un disco sólido que podría servir perfectamente como fundamento o pedestal para una carrera.

4. Wynntown Marshals - After all these years.
Este resulta ser un recopilatorio. No les voy a contar nada, simplemente lean lo que dice José Navas y si después de eso no se lo compran es que andan muy despistados o nosotros tenemos la mira totalmente desviada pero no nos importa.

5. Iron and Wine - Beast Epic
Inexplicablemente este disco no tiene reseña y es uno de los que más he puesto. No puedo ser imparcial porque todo lo de Sam Beam me parece bueno. Él le echa paciencia y se sienta tranquilamente a tricotar con agujas los tejidos de sus discos, por eso le lleva tiempo alumbrar algo nuevo y como está sentado mirando lo que sucede alrededor parece que lo haga sin esfuerzo. Luego cuando extiende el enorme lienzo es cuando te das cuenta de todos los magníficos detalles que contiene. Otro que merece sobradamente que lo compren (yo lo hago) pero ni se molesta en eliminar a los que cuelgan el disco entero.

6. The War on Drugs - A Deeper Understanding

Otro fenómeno paranormal, no el disco sino el hecho de que no lo haya reseñado. ¿Qué os voy a decir? ¿Qué me he hartado de escucharlo? ¿Qué evoca en mí un montón de recuerdos y resonancias? ¿Qué se le puede acusar de comercial? ¿Qué igual son unos simples multi-imitadores? Y a mí que me importa si suena una canción como "Pain" y me vuela la cabeza.

7. Slowdive - Slowdive
Estos chicos llevaban sin publicar algo desde 1995, igual algunos pensaban que se habían perdido y van y se sacan de la chistera estas ocho canciones ocho. Nada, sólo unos cuarenta y cinco minutos de música pero administrados en la dosis justa para no aburrir o empalagar. Debe ser "dream pop" o algo así, a mí me importan un bledo las etiquetas igual que los derechos adquiridos por simple herencia. Lleva desde primeros de año en mi iPod sonando acertadamente en reproducción aleatoria. ¡Sublime! Se pueden ir a descansar tranquilamente otros veinte años, yo mientras tanto los seguiré escuchando.

8. Sarah Shook and the Disarmers - Sidelong
Este año he seguido a muchas cantantes, hay un elenco increíble de ellas y seguramente no están mejor consideradas por culpa de la (des)igualdad de género. Una de ellas es Sarah Shook que traigo aquí no por cumplir con la dosis igualitaria sino porque se ha marcado un disco rockero de esos que no fallan. De principio a fin dándole fuerte, con una voz personalísima, guitarras aceradas y corazón desgarrado. Métanse una buena dosis y se sentirán muy confortados. Muy agradecido a "Mi Tocadiscos Dual" por su descubrimiento, un blog inspirador donde los haya, su sabiduría me desborda y maldigo no tener más tiempo para seguir todas sus recomendaciones.

9. Lydia Loveless - Boy Crazy and Single(s)


Ya puestos a seguir en línea rockera y femenina, esta señorita tiene otro excelente disco para los amantes del rock bien administrado. Tomen nota de esa portada, de ese joven avergonzado mientras una hilera de (bellas) mujeres lo agobia, póngase de su lado los hombres por una vez, a mí me pasó una vez de joven y pasé una vergüenza tremenda, casi corro de miedo y de excitación. Pues eso mismo me pasa con este disco, me da ganas de correr pero bailando. Otro recopilatorio de alta gama.


10. Joana Serrat - Dripping Strings

Y como voy lanzado ya con discos de mujeres, acabo este primer listado con esta pieza de fina orfebrería repleta de detalles, metales y piedras preciosas, todo ello engarzado con sumo esmero por esta catalana que parece americana, demostrando que no existen fronteras que paren a los buenos artistas, y que no necesita el acomodo de cantar en su idioma para hacer un disco grande. Seguramente el pelo le luciría diferente en ésta, su tierra, si así lo hiciera. Arriesga y gana "gota a gota" con este disco muy reconocido más allá de nuestras fronteras.


No se vayan que sigo en breve, que me quedan unos cuantos en el tintero. Y no se corten en absoluto y comenten, aporten y disfruten (si pueden o les agrada).

Feliz Navidad.

martes, 15 de agosto de 2017

Will Johnson - Hatteras night, a good luck charm

De Will Johnson no tenía más referencias que tomó parte de Centro-matic y su colaboración como batería en el “supergrupo” Monsters of Folk  junto a Jim James, Conor Oberst, M. Ward y Mike Mogis, pero revisando su currículum sus credenciales no pueden ser mejores ya que figuran en su documentación colaboraciones con Jason Molina en un disco conjunto en 2009, con David Bazan, Vic Chesnutt y Mark Eitzel en una banda llamada Undertow Orchestra y con Jay Farrar, Jim James y Anders Parker en un proyecto relacionado con las canciones de Woody Guthrie llamado New Multitudes.

Su disco “Swan City Vampires” de 2015 me pareció magnífico así que en cuanto salió este último me hice con él sin dudarlo.

Repasándolo estos días de solaz veraniego, me atrevo a calificarlo como uno de los mejores discos que he escuchado este año. Musicalmente no parece aportar nada nuevo, música americana dirían los amantes de las etiquetas, pero para mí el disco está repleto de fluidez emocional. Y ¿qué es eso? Algo tan sencillo como que está repleto de música epidérmica, de esa que navega desde los pabellones auditivos hacia las aurículas cardíacas y finalmente asoma por las glándulas cutáneas o se empeña en contraer los músculos piloerectores de forma inexplicada, como cuando te ponen a cámara lenta unos pasos de baile o unos naturales bien sentidos y, sin necesidad de entender o siquiera de ser amante o aficionado sabes inconscientemente que estás ante algo bueno. Todo eso pasa durante la audición de este último disco de Will Johnson.

Y es que me gusta hasta el título que alude a un pequeño pueblo de Carolina del Norte y a un “amuleto de la suerte” como esos que llevo obligatoriamente en el bolsillo siempre, uno porque me lo dio mi madre, otros un amigo y otros que acumulo sin sentido alguno.

El disco es muy lineal, muy intimista, con poco ruido, de hecho, la portada ya lo anuncia con una foto de unas montañas apenas vislumbradas en el atardecer.

Comienza con una excelente balada “Childress (To Ogden)” de la que me gusta hasta que el título lleve subtítulo (o dedicatoria, aunque igual simplemente se refiere al trayecto entre dos pueblos con ese nombre). El cantante se dedica a deslizar suavemente sus versos bajo el influjo de una slide guitar y unos coros ululantes. Una canción de atardecer, de refugio en el monte y de fuego en hoguera. Está claro que quiere que escuches bien los versos porque los desgrana con lentitud y mimo.

And the dogs, they may have all the codes


“Every Single Day of Late” comienza con acordes guitarreros distorsionados y repetidos que persisten durante toda la canción, pero la voz (la voz es muy importante en todo el disco) destaca por encima, como si interpretara un discurso algo enfadado y la guitarra solo sirviera para imponer silencio mientras tanto. La canción parece que se va a elevar cuando entran las percusiones (unas congas parecen) y las guitarras toman el escenario momentáneamente, pero solo anuncian los versos finales que aparecen tras ese intermedio recomendando por duplicado: “Be brave”.

En la tercera canción (“Ruby Shameless”) el disco ya se ha apoderado totalmente del oyente, como si esas guitarras rasposas hubieran conseguido concentrarte. La canción es tan lenta como un recitado, sencilla pero bellísima en sus apenas tres minutos de duración que finalizan con un zumbido que da entrada sin interrupción a “Filled with a falcon’s dreams” enorme título que confirma la originalidad del artista en sus elecciones. Da la sensación de que no estamos ante un disco sino ante una novela con sus correspondientes capítulos, paisajes y protagonistas. Esta parece un canto al sol de la mañana, entonado desde la entrada de una cabaña, percibiendo todo el poderío de lo natural y la minúscula dimensión del ser humano en soledad.

But time has got its way, and the trouble has got its teeth and they are sinking it.”

“Heresy and Snakes” es una de las mejores del disco, mantiene la excelencia sino la eleva en su grado. En este tema suena muy bien engrasada toda la banda, el cantante aparece mucho más acompañado y así arropado, suena más consolidado.

“Hey-O, Hi-O” es una de las más simples y cortas, construida con percusiones y pocos instrumentos mientras el cantante eleva una letanía en la que busca constantemente la rima.

“Predator” es otro punto culminante del disco, seguramente es la más comercial, la más fácil de entonar por el público, sólo hay que dejarse llevar en los coros o en el estribillo. Nuevamente la música y la voz suenan perfectamente engrasadas con un toque muy clásico, la podrían intepretar perfectamente Johnny Cash o Roy Orbison y les quedaría suprema. “Like a Predator that knew I wanted to be found”.

Llegados a este punto de calidad lo normal sería seguir por el mismo camino marcado por la anterior canción, pero “Milaak” no es continuista, arriesga en los arreglos y en el ritmo (en comparación con la anterior) y el músico entrega otra de las mejores del disco.

Para completar la obra se guarda la mejor de todas, la canción que compendia todo lo ofrecido previamente y que da título al álbum (“Hatteras”) y además es la más larga, sabiendo que la vamos a disfrutar una y otra vez y no vale la pena menguarla, y que tiene que estar al final porque si fuera la inicial costaría avanzar en la escucha del resto. Una canción sin estribillo que más que canción o poema es una historia, como todo el disco entero.

“There are gifts, and there is virtue. And there is a solace in returning to thee.


Puedes disfrutar del disco entero en “bandcamp” pero mejor te lo compras que el artista se lo merece de sobras.

martes, 8 de agosto de 2017

Kevin Morby - City Music


Kevin Morby es uno de los autores más destacados de los últimos años y lo ha demostrado continuadamente en todos sus discos. Su último trabajo, aunque parezca imposible, supera lo previamente publicado y eso que su "Singing Saw" del pasado año parecía difícil de superar, pero lo ha conseguido en una obra redonda repleta de sensaciones, referencias y homenajes.

El disco se inicia con "Come to me now", lenta, atmosférica y recitada, muy en su estilo, parece una simple continuación del anterior disco que no parece que haya acabado ni en su argumento ni en su calidad. Las percusiones suenan como ruidos lejanos de trabajadores y los teclados a veces parecen procedentes de la naturaleza. Al final hasta canta como si acabando se hubiera dado cuenta de que tiene que poner un estribillo.l ¡Magnífica!



En "Crybaby" parece Lou Reed con toda la Velvet Underground, un papel que irá retomando (en mi opinión) en otros momentos del disco. Nos hemos movido mucho desde finales de los setenta pero esta onda sigue pareciendo original y seria.


La oscura  y breve en la letra de "1234" contiene fragmentos de Jim Carroll. Es un claro homenaje a los Ramones tanto en su planteamiento musical como en su letra en la que son mencionados. Se sale de lo habitual en este músico pero precisamente por eso me parece más buena.

Vuelve por sus fueros en una "Aboard my train" intimista y probablemente autobiográfica con una voz que apostilla como haciendo comentarios en el fondo. Un breve solo de guitarra eleva el ritmo de la canción y luego se instala en la parte trasera queriendo desmelenarse para finalmente ser apaciguada por la voz y diluirse en el final.

"Dry your eyes" suena muy Stoniana, breve y repetitiva en la letra y en la música, con unos coros negroides de fondo. Suenan filigranas de las guitarras buscando el final de la canción ralentizándose hasta “Flannery” un poema de Flannery O’Connor recitado por Meg Baird que sirve como intermedio.

"City Music" es casi  instrumental y destaca por el empleo del bajo acompañado por suaves punteos de guitarra que me recuerdan a Vini Reilly. La letra tarda en arrancar y se reduce a un par de versos que actúan como un instrumento musical más. El final se desboca un poco mientras el cantante eleva el tono de la voz. Punto cumbre del disco en su canción más larga.
En "Tin Can" el cantante vuelve a tomar su posición dominante en el escenario recitando la canción hasta la parte central en la que los instrumentos se hacen con los mandos, con la sensación de asistir a una improvisación a la que luego se suma Morby y deja claro que pese a todo él canta aunque: “ I am a prisoner here, but I dont mind” y nuevamente como si se recluyera en el fondo la guitarra le acompaña en ese mutis final. En directo debe sonar brutal.

"Caught in my eye" está escrita por Darby Crash de The Germs, demostrando neuvamente que a al cantante le interesa mucho ese punk americano de los setenta. Kevin Morby la toma de ese desgarro musical original y la hace suya filtrándola y vistiéndola de terciopelo y encaje.

"Night Time" es de las más hermosas del disco, perezosa en su lentitud inicial casi acústica, quizás un poco larga pero no me molesta. Cuando va acabando me da por pensar en JJ Cale aunque por ahí dicen que tiene aromas a Neil Young. Como siempre esto depende del catador.

"Pearly Gates" también suena muy setentera y muy Velvet. Una de las pocas canciones con estribillo del disco “And I was wondering on my judgement day what I would be wearing in line for the pearly gates” y las chicas de negro de fondo dicen “uh, uh, uh”. Vamos que si quería hacer un homenaje a Lou Reed me parece de lo más adecuado. Quizás es la mejor canción del disco por eso.
La que echa el cierre del álbum “Downtown Lights” podría  resultar monótona pero a medida que avanza nos va enganchando en ese bucle característico de las canciones que siempre parece que vayan a crecer pero no lo hacen y por eso nos deja con las ganas de más.

Obra magna de Kevin Morby que se pone un listón muy alto para el futuro haciendo indudablemente uno de los discos del año.