El 25 de Agosto de 1982, en el campo de fútbol del Sant Andreu, los King Crimson compartieron cartel con los Roxy Music, Una de esas mezclas poco comprensibles hoy en día, pero que en aquella época eran habituales. Una manera de llenar el recinto con entusiastas de ambas formaciones. De ahorrar recursos los organizadores y asegurarse las ganancias por los dos lados.
Los del Rey Carmesí presentaban formación de lujo: Robert Fripp, Adrian Belew, Tony Levin., Bill Brudford y Mel Collins. Músicos de excepción para propinarnos una sesión de música potente y original. Todavía se me pone la cabeza abajo cuando pienso en esa ración de música desplegada mientras la noche caía sobre Barcelona.
Nos podríamos haber ido a casa satisfechos después y no hubiera pasado nada, pero a continuación actuaban los Roxy Music, la antítesis total a los anteriores. Bryan Ferry vestido de smoking blanco, con pajarita, y voz de cantante de los 50, arropado por Phil Manzanera en la guitarra y Andy McKay en el saxofón y un coro formado por bellas mujeres de color y una noche calurosa, acariciaron nuestros oídos con sofisiticadas y elegantes melodías pop. Parecía difícil olvidar el "stick bass" de Levin, la guitarra distorsionada de Fripp, y los solos de saxo de Collins, pero sucedió.
Era la gira de “Avalon”, uno de los discos más celebrados (y menos arriesgados y comerciales) de los Roxy Music. A mí en esa época me parecía majestuoso, con el paso del tiempo he cambiado de opinión.
Tras esa gira apareció un mini-Lp, un disco de despedida tras su separación definitiva (Gracias), que era sólo un botón de muestra de lo desplegado en el escenario. Un concierto de una formación sólida, experimentada y con un nivel artístico consolidado. Lo mejor que hicieron después... no seguir. Dejarnos en la boca el delicioso sabor del plato recién preparado y nunca más ejecutado. Evitar comparaciones futuras.
El disco sólo contiene cuatro canciones. ¿Para qué más? Todas sonaron esa noche. Nada más empezar a deslizarse sobre la aguja, noto el sabor salado del mar, el aroma a noche de estío, el olor inconfundible a tabaco y a algo más.
De las cuatro canciones, dos son versiones. Una de Neil Young, “Like a Hurricane”. Pero... ¿Se puede hacer una versión de esa canción sin hacer el ridículo? Sí. No intentando imitarla, hacéndola nueva. Y ellos lo consiguen, de forma espectacular.
La otra versión haría empalidecer a John Lennon, porque es mucho mejor que la original (para mí). La interpretación de Bryan Ferry, sobrado de voz en comparación con su autor y una instrumentación emocionante y profesional (solos de guitarra y de saxo alternados memorables y final de epopeya con silbidos, coros y saxo que ponen la piel de gallina) eleva un título menor y poco conocido a la categoría de clásico. Sólo os diré que en esa época a “Jealous guy” pocos la conocían por su autor, había que mirar en los créditos para averiguarlo. Sí. Es cierto, al ex-Beatle nadie le hacía mucho caso en este país hasta que murió, reconozcámoslo. Tampoco publicaba mucho y tuvo que venir un imbécil a matarlo para que subiera al altar de los más adorados.
De las otras dos canciones una es de una grabación del grupo y la otra de un disco en solitario de su cantante, y no eran excesivamente conocidas hasta entonces. Las versiones en directo superan con creces a las originales.
“My only love” aparecía en “Flesh and blood”, un buen disco que no alcanzó el éxito de “Avalon” aunque es muy similar en su planteamiento (Hay que ver lo que influye un título “artúrico” y una buena portada en el éxito ¿Verdad?). La interpretación en directo es exquisita, prolonga lo necesario la original, sube desde un piano y la batería hasta un final desbocado. Nuevamente Manzanera y McKay se lucen mientras Bryan Ferry emula a Sinatra. Siete minutos sin ni un segundo de desperdicio. El final con el saxofón a todo trapo es enorme, heroico, te catapulta literalmente.
“Can’t let go” era una canción casi desconocida para el público hispano hasta entonces. Apareció en el cuarto disco en solitario de Ferry, en 1978, "The Bride Stripped Bare". Esta interpretación la convierte en una canción históricamente trascendente. Ellos la interpretaban en directo la primera tras una breve introducción con “India”, mientras iban compareciendo en el escenario. En este vinilo se la saltan y, para mí, aciertan. Abruptamente te meten en la melodía con los breves riffs de Manzanera, para cuando llega el estribillo lanzado por los coros ya estás metido totalmente en el concierto. Los King Crimson quedan olvidados justo en el momento en el que los coros y Ferry cantan aquello de:
“What's in a name on the street tonight
I'm only a face in the crowd
All in the dark and afraid tonight
Nowhere to run or to hide”
I'm only a face in the crowd
All in the dark and afraid tonight
Nowhere to run or to hide”
Todas las canciones aparecen en un oportunista y más largo disco (“Heart still beating”) aparecido en los noventa, cuando ya se habían separado. Un intento fallido de embolsarse dinero. Imposible mejorar esas cuatro canciones. Lo bueno si breve...
Joder qué blog más magnifico, lo acabo de conocer gracias a Jesús del Cierzo, te enlazo en el mio de la misma. Un abrazo desde Bilbao! Cómo coincidimos en gustos y variedad.
ResponderEliminar¡Muy agradecido por tu comentario y por enlazar desde tu blog! Que por cierto, es muy bueno.
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