viernes, 20 de diciembre de 2013

Esclarecidos - Rojo, Azul o Negro



Esclarecer.
(Del lat. ex y clarescĕre).
1. tr. Iluminar, poner claro y luciente algo.
2. tr. Ennoblecer, ilustrar, hacer claro y famoso a alguien.
3. tr. Iluminar, ilustrar el entendimiento.
4. tr. Poner en claro, dilucidar un asunto o doctrina.
5. intr. impers. Apuntar la luz y claridad del día, empezar a amanecer.

A los Esclarecidos les debemos una entrada formal en este blog desde hace tiempo. Ya hemos comentado más de una vez que son favoritos en nuestra casa. Su propuesta musical inclasificable, atemporal y, sobre todo, de gran calidad merece un puesto de honor que desgraciadamente no ocupa entre el gran público y fueron grupo de culto solo para amantes de lo singular (o eso pienso yo). Eso sí, cualquier melómano, sea cual sea su signo, reconoce los indicios de excelencia en cualquiera de sus canciones.

Para esta entrada había seleccionado el disco "Dragón Negro" de 1994 y mientras buceaba en sus canciones se me cruzó el color "Rojo" de su anterior disco y el azul del tema que lo abre, así que decidí que esas contradicciones de color para un daltónico (como yo) eran un excelente tema para escribir.

Porque las canciones de Esclarecidos, hacen revivir escenas y paisajes, relatan historias y frecuentemente revuelven en algún sentimiento de esos indescriptibles con palabras directas y que sólo resisten a las metáforas, a figuras gramaticales tan eclécticas que exhiben diferentes significados cuando se muestran. Así que hoy hablaremos sobre todo de sus letras (casi todas ellas de Alfonso Pérez),  caracterizadas por la madurez y un cierto grado de cripticismo, sujetas a interpretación siempre, en general muy poco directas. Su música no necesita tarjeta, más bien necesita vestido elegante y, según como, etiqueta e incluso invitación para asistir a un cóctel de tanto tronío.

El "Tren azul" a mí me sugiere un viaje sobre raíles imaginarios trazados por el suave saxofón de fondo. Cristina recita más que canta, pero con tanta suavidad, que cuando salta entre pequeñas historias y sugiere un adulterio lo hace casi con tono de broma, de hecho el final onírico de la letra demuestra que fue escrita con imágenes fijas sugerida durante una siesta amenizada por orquesta. A mí a veces me pasa en algunos conciertos (sobre todo de ópera), me relajo tanto que sueño al ritmo de la música. También me pasa con Silvia Pérez Cruz, pero eso es otra historia.


"Noche de hiedra" es una letra de Javier Corcovado que a los "Esclarecidos" les sienta de maravilla. La noche aquí tiene ese tinte verdoso que da la luz de la luna algunas veces al proyectar sombras sobre las paredes, igual de aquí viene la sugerencia de la hiedra. Esas sombras son las que a mí me sugieren labios, heridas, besos y espinas. "Siendo la noche de hiedra, los nervios dorados se doblan y la luna es un susurro de tambor."
"Rojos" adjudica ese tono cutáneo a todos sus protagonistas. El color rojo avergonzado de esas relaciones personales rutinarias que con los años alcanzan un tono de falsedad tan acusado que sus protagonistas en vez de rojos aparecen pálidos. "A veces lo más suave escuece y lo que escuece no se nota. El rojo es pálido con el paso del tiempo." Extraordinaria y orquestal canción más cercana al jazz que al pop. Lamentablemente no encuentro esta canción que os recomiendo fervientemente. En su lugar os pongo una de abandonos ("No hay nada como tú"), con un estribillo para jubilados: "Espero que el parador no cierre los inviernos."
En "La cena" verde, negro, azul y blanco conviven en forma de versos de amor y de desconsuelo. Es una historia de miradas furtivas (me la tomo como muy propia) con sólo dos minutos y medio, breve pero de intensidad inolvidable. Una canción masculina (o a mí me lo parece) con voz femenina y acompañada de guitarra.
"Dragón negro" es para mí la obra culminante de "Los Esclarecidos" y está repleto de buenas canciones.

"Hay" es una de las mejores del disco. Para mí en ella predomina el color gris de la medianía de la vida de algunas de las personas que se describen en ella. De hecho la canción es un dedo acusador dando golpes en el pecho de alguien. "Hay muertos que nunca mueren y vivos que no conocen la vida. Los hay que prefieren morir que lampar una eternidad."

lampar.
(Del lat. lampas, -ădis, y este del gr. λαμπάς, antorcha).
1. tr. Afectar la boca con una sensación de ardor o picor. U. t. c. intr.
2. prnl. Tener ansiedad por el logro de algo.

"El dragón negro"... Treinta y cinco segundos de una intensidad brutal con Pablo Guerrero en las voces de fondo. Que cada cual se lo tome como quiera.  "No sé de qué raíz nacía aquel instante pero había un incendio de cal en las farolas. Descendía a los ojos el juego de los niños y Dragón Negro tocaba en mi memoria."

 "Y subimos" es la gran canción de este disco, la que sobresale por encima de los demás, la más llena de colorido con esos monos con traje a rayas (seguro que negro y amarillo) mientras los protagonistas suben y bajan buscando un lago blanco y los conejos se tatúan un dragón negro. Sorprendente, los animales hacen cosas extrañas e incoherentes mientras que las personas sólo hacen que subir a buscar un eclipse. ¿No será que es al revés?

Tanto dar vueltas que ya no se sabe si están "Arriba o abajo", sólo tienen claro que: "... cuando estuve cerca tu estabas a mi lado".
La "Mala Rosa". No necesita explicación ni color. Clásica que podría haber cantando cualquier folklórica o un cantante masculino de boleros o tangos, dejandonos estupefactos. Me la estoy imaginando con Antonio Machín y ...
Para acabar os dejo con estos "Poemas 19 y 27" mezcla de física aplicada a los acontecimientos personales y de balidos y cacareos burlescos "Entérate imbécil".
Seguro que no os dejan indiferentes.

sábado, 7 de diciembre de 2013

El rock y los cuartetos de cuerda




Bien, en esta ocasión voy a reincidir en una lista de canciones muy queridas con un denominador común: el uso de las cuerdas y, más concretamente, del cuarteto de cuerda, en el pop. Desde muy pronto se instaló en casa la apertura de miras en esto del rock and roll. Siempre hemos tenido discos de todos los palos, y desde luego, el rock sinfónico estaba entre nuestros géneros preferidos. Pero, muy concretamente, a mí me atraía el formato más desnudo de la canción arropada únicamente con un grupo pequeño de cuerdas (bueno, eso ya fue hacia los años noventa). Quizá fue una influencia subliminal de la que debió ser la primera muestra de este tipo de arreglo musical. Ejem, los Beatles. Los Beatles, aunque fueron prácticamente el primer grupo de música pop que escuché en mi vida (esa es la impresión que tengo, porque los asocio con las novelas de los Cinco y las tardes de sábado, ayudando a fregar los platos), no aparecen con facilidad entre mis referencias. Es tan fácil encontrarlo todo en los Beatles; es tan fácil ver que ellos lo hicieron todo primero..., que me dan un poco de rabia. (Es un decir.)

The Beatles - Eleanor Rigby (arreglo musical de George Martin, claro) Pues sí, claro, es muy difícil casar un género popular y eléctrico con la música culta, y más difícil encontrar artistas que hayan querido reducir su sonido exactamente al formato de cuarteto, por eso aquí pongo ejemplos híbridos junto a otros puramente dedicados al grupo de cuerdas por excelencia. Por ahí circulan discos de Joe Jackson o de Paul McCartney en los que han intentado hacer música de orquesta. Amigos, que se lo quiten de la cabeza. No tienen ni idea (y eso que Joe Jackson es un músico como la copa de un pino). Sólo hace falta escuchar atentamente a los grandes del género (pongamos por ejemplo, así, sin despeinarnos, a Bach, a Mozart o a Malher) para que las pretensiones de algunos se queden en el mero ridículo. Los inteligentes hacen música «clásica» sin envidiar a las orquestas: John Cale, Brian Eno... Pero hay que atreverse. Y Lou Reed se atrevía a mucho. ¿Quién estaba seguro en 1978 que «Street Hassle» era una obra maestra? A mí me costó un tiempo, y soy un fan declarado.

Lou Reed - Street Hassle Luego están los encuentros felices en casa de los amigos. Me acuerdo de que fue en casa de Víctor. Tenía el último disco publicado por los Teardrop Explodes, el minielepé. Y en él había esta maravilla que, según creo, no ha salido en ninguna de las nuevas ediciones en cedé del grupo. (Recuerdo que mi amigo se relamía y juraba que nadie había conseguido hacer un arreglo de cuerdas como este. También hay trompetas y un clavecín.)

Teardrop Explodes - Suffocate Y también hay ejemplos en lengua castellana. Aquí traigo a colación a uno de los mejores grupos de pop de todos los tiempos (exagerar es cosa de críticos profesionales, pero me lo voy a permitir). Y se atrevieron definitivamente a ser los más elegantes y los mejor producidos.

Esclarecidos - No hay nada como tú Y de pronto, una fuerza pop se atreve con un disco entero en el que sólo hay voz y cuarteto de cuerda. Genial, en mi opinión. Hacía tiempo que me imaginaba ese maridaje, y aunque yo hubiera sido más agresivo en algunos momentos, la satisfacción fue apreciable.

Elvis Costello and the Brodsky Quartet - Jacksons, Monk and Row Tenía que ser Björk la que se asociara también con este cuarteto para hacer la versión más estremecedora de su ya hermosísima hiperbalada. No tengo palabras. (Es que no las hay. Cualquier alma sensible mataría por crear algo así.)

Björk (con el Brodsky Quartet) - Hyperballad XTC le ponen gotas de agua y trompetas, pero lo que me emociona es el piccicato que conduce la canción como una máquina imparable. Tengo que ponerla, me siento obligado. Tiene un uso del contrapunto hipnótico. Jamás pararía de escuchar esta música (que desciende de los Beatles y de los Beach Boys, y de Robert Wyatt y de Steve Reich).

 XTC - River of orchids Escuchando al Kronos Quartet (versionando a Jimi Hendrix - Purple Haze) me entenderéis cuando decía anteriormente que me hubiera gustado que Costello hubiera sido más agresivo. En serio, casi ni echo de menos al impagable guitarrista. ¿Se entiende? Si el cuarteto de cuerda consigue que una guitarra eléctrica no sea necesaria, entonces alcanza la mezcla que yo tenía en mente.
 

Balanescu Quartet (versionando a Kraftwerk) - The Model Y para acabar, auténtico rock and roll. Shostakovich. Una de las experiencias más intensas de mi vida: grabar pacientemente los quince cuartetos de la radio en versión del Cuarteto Borodin (hasta me enviaron el programa de mano -un verdadero cuaderno lleno de información- que, no sé como, he perdido; pero tengo los cassettes); y ver al Brodsky Quartet hacer la integral en octubre de 1996 (creo recordar que duró cuatro fines de semana consecutivos).
 

sábado, 30 de noviembre de 2013

Gary U.S. Bonds - Una dedicatoria en toda regla

No sé si Gary Levone Anderson (Gary U.S. Bonds) es feliz, ni idea que ha sido de su vida, ya peina canas, debe andar por los setenta y unos cuantos. Lo dicho, no sé si es feliz, pero estoy casi seguro que lo merece. Y también juraría  que cuenta con el aprecio (y porqué no admiración) de sus amigos. Sólo así se comprende este magnífico regalo que le hizo Springsteen. Porque este disco es de Bruce y toda la E Street Band, pero le ceden totalmente el protagonismo y la portada al de Florida. Y lo devuelven de momento a la vida tras veinte años sin publicar nada... olvidado.

Él agradece el regalo, cantando canciones de otros, sólo una cuenta con su labor en la composición y hace algunas versiones estupendas y canta algunas que le prestan para que las dote de personalidad diferente, aunque al principio del disco parece que le cuesta y así empieza ayudado por Bruce en la voz solista y de una canción clásica de principios del siglo XX: "Jole Blon". La verdad es que no necesita la ayuda. Defiende la canción con convicción, como si fuera propia, y lo repite así todo el disco. Cualquiera diría que él es el compositor de todas ellas.

Sigue con una gran composición de Springsteen, por supuesto arropado por la "E Street Band" al completo: "This little girl", lo hace tan bien que deja casi oculto el sello del de New Jersey en la composición y éste se pone en un sitio más discreto que en la anterior canción y sólo comparte los coros. Gary deja de ser tímido y suelta toda la voz y canta muy soul, tanto que empiezas a buscar el sello de la Motown en algún lugar del disco.

"Your love" es la demostración de la gran calidad y sabiduría del "Boss", se cambia totalmente la piel y compone en una sintonía totalmente diferente a la suya habitual, lo hace pensando en que la cante otro y el solista ahora ya va lanzado, ha sacado todo lo que lleva dentro y se ha hecho totalmente con el escenario.
La cosa no queda aquí, la cuarta canción, "Dedication" también le pertenece a Springsteen, pero aquí parece fruto de una "jam", de una sesión de "micros abiertos" para cantar clásicos de los cincuenta y les queda tan bien que podríamos atribuirla a cualquiera de los grandes de esa época. Un auténtico clásico.

Acaba la primera cara con una canción memorable, heroica, una auténtica epopeya. El compositor ahora es Steve Van Zandt y nos deja boquiabiertos, esto es un auténtico regalo para el cantante, le brinda la oportunidad de pasar a la historia con un tema en el que los de la calle E se meten de lleno y Roy Bittan se luce en el piano con un fraseo corto inicialmente pero inolvidable, de esos que te pasas toda la canción esperando que se repita y Bruce ni aparece, debe estar sentado, anonadado, mirando lo bien que lo hace el grupo sin él, y... ahora vuelve el piano y en el preciso momento aparece Clarence Clemons soltando uno de los mejores solos de su historia, pero lo deja a medias para dejar recitando a Gary con el piano de fondo, preparandonos para la fanfarria final, piano, voz y saxo dominando.

Y el disco podría haber acabado, pero hay que darle la vuelta y como ya va absolutamente crecido, Gary se atreve con los Beatles y hace una de Paul y John, que si no fuera por los créditos no lo hubieramos dicho. "It's only love" de la segunda cara de "Help".  Una canción totalmente renovada dotada de una fuerza que no tiene la original, mucho más meliflua y nada "soulera".

Ya puestos, ¿Porqué no una de Jackson Browne?  Ahí la tenemos: "The pretender". ¿Qué os parece? Sencillamente tremenda. El cambio de color del cantante le sienta perfecto, aunque aquí Gary está más tímido ahora, supongo que no tiene tanta confianza con el propietario como para darle totalmente la vuelta, y se parece mucho a la original que es muy difícil de superar.

Ahora está seguro del todo y se permite interpretar una canción propia: "Way back when". No desentona nada con las de otros autores de más renombre, aunque es tan tímido que la oculta en medio de la cara B, entre Jackson Browne y Bob Dylan.

Porque la siguiente es del de Minnesota y no de un disco cualquiera. "From a Buick 6" es nada menos que del "Highway 61 revisited". A mí con todos los respetos para el "maestro" Dylan, casi me gusta más la versión del hombre de color. Tiene una gran fuerza, garra, y aunque es admirable el ritmo rockero de la original, esta nueva versión exenta de armónica puede hacer sentir orgulloso a su hacedor.

La última tiene como autores a tres músicos de estudio que colaboran en la grabación. Parece que sea de relleno, no ha tenido apenas difusión, en internet no la encuentro. Una canción lenta, preciosa, creo que salió como cara "B" del single "Jole Blon".

Yo también tenía olvidado este buen disco. Lo recordé hace unos días al reconocer una de sus canciones sonando en un bar, mientras esperaba para oir cantar a Guille Dinnbier. Y hoy mientras nadaba entre un mar de gentes que solo miraban a lo alto, apresurando los pasos para escapar de los golpes de las bolsas de las tiendas de moda, huyendo de las luces navideñas que cuelgan de las fachadas de los hoteles, de caracolas incendiadas en las calles y nadando entre el espeso frío avanzado. Hoy, recordé que me lo dediqué como regalo, hace algo más de treinta años, para mi cumpleaños, en una época en que la mayoría de edad se alcanzaba con 21.


martes, 26 de noviembre de 2013

¡Rock and Ro'll set you free!!!!!!!!

Free


En los míticos tiempos en que me gustaba el rocanrol en proporción inversa a mi entendimiento del inglés (y no es que hoy día entienda mucho), siempre estaban las palabras clave para rescatar el sentido y darte un impulso de pasión a las canciones: love, tomorrow, baby..., free. Jo, cuando repetían esas palabras en el estribillo, te ponías a cien y pensabas que todo lo que sentías estaba ahí, ahí mismo, ante ti, dispuesto a liberarte de los grises tiempos que... 

Durante años y años hemos sido devotos de una música que en su mayor parte se nos escapaba por estar cantada en inglés (no es momento ahora de señalar otros idiomas). Pero había un significado que trascendía los códigos de comunicación y te llegaba al corazón. Y hoy quiero rendir homenaje a ciertas canciones que me han hecho disfrutar desde mucho tiempo atrás; canciones que pertenecen a artistas muy importantes o que a mí me lo han parecido en distintos momentos de mi vida. Y lo hago porque he estado escuchando últimamente mucho a Lou Reed, y siempre me han gustado muy especialmente dos de sus canciones: «I'm set free», de la Velvet, y «I'm so free», del Transformer. Y también porque hace un momento he vuelto a escuchar una maravilla de Van Morrison («You make me feel so free») y me han venido en ese exacto momento las ganas de hacerlo. 

Así pues, ahí van, más o menos cronológicamente, varias canciones que tienen la palabra free en su título y que marcan momentos de mi vida. «Free bird»: la teníamos en un cassette grabado de la radio (concretamente de la época en que grababa mi hermano, yo no creo ni que tuviera permiso para hacerlo); los Kinks en la época en la que me parecen imbatibles (no sé qué me pasa más allá de Face to face); el impagable Jimi Hendrix, que escuchaba en casa de un amigo; una de las canciones más bonitas de Gene Clark con los Byrds (¿hay alguna aportación de Gene Clark que no fuera arrebatadora?); la chulería de los Rolling (sí, sí, nunca me he preciado de fan ni de saber inglés, o sea que no puedo decir los Stones).

Que ustedes lo pasen bien. 

Y no voy a poner la de los Who (no sé por qué, pero nunca les tuve todo el cariño que probablemente merecen); y tampoco «Free falling» de Tom Petty (que para mí no ha sido una presencia evidente hasta hace poco, con excepción de un par de canciones que ya escuchaba cuando aún sólo teníamos en casa el mencionado radiocassette).

 Rolling Stones - I'm free
 
 The Kinks - Set me free
 
 The Byrds - Set you free this time
 Jimi Hendrix - Freedom
 
 Lou Reed - I'm so free
 
 Van Morrison - You make me feel so free
 Lynyrd Syynyrd - Free bird
 

viernes, 22 de noviembre de 2013

The National. A veces sueño que te encuentro.

Ojalá me equivoque pero diría que esta banda está en su momento culminante. Funcionan como una máquina perfectamente engrasada y rodada, con una facilidad y fluidez que sólo puede ofrecer la edad adulta, la maduración de ideas y el timón bien dirigido. Ahora veremos que viene, si la mar en calma que estanca o las olas y tempestades que barren al más pintado, sólo permanecen los más rocosos, inmunes a la erosión y a las fuerzas de la naturaleza.
El planteamiento del concierto fue excepcional en todo momento, la escenografía, las luces y las proyecciones extraordinariamente cuidadas. Si la música no te arrastra lo hacen las imágenes. El repertorio escogido cuidadosamente en su orden y evolución. Nunca altibajos, en ningún momento repetitivo o monótono, trazado como un camino o una etapa con sus altos y sus llanos a los que se llega siempre en el momento adecuado y las pausas para admirar lo precioso.
¿Y los músicos? Apoyados en una sección rítmica nada espectacular en cuanto a su puesta en escena pero sencillamente magistral. El batería es de lo mejor, no necesita un púlpito desde el que exhibirse, ni una batería de grandes dimensiones, sólo necesita de la muñeca y sus dedos. Lo increíble es lo poco que mueve los codos y los hombros, se basta con los diecisiete músculos del antebrazo y con los diecinueve de la mano para hacerlo todo. A veces toca tan bien que ni se nota que suena la batería, no necesita estridencias, ni alharacas ni exhibiciones. En "About today" y "Fake empire" estuvo de una calidad casi celestial. Así le fue, acabó derrengado ("dead" dijo Matt según Joserra). El resto no le van a la zaga, quizás sólo los teclados suenan como telón de fondo, faltos de protagonismo innecesario. Y es que no suenan compacto, como bloque aplastante, salvo cuando tienen que hacerlo y en los pasajes suaves se lucen al dejar apreciar por separado todos los sabores de los diferentes instrumentos. ¿Y la voz? La voz y lo que dice en las letras (originales, diferentes, a veces con un punto desquiciado) merecen punto y aparte, son fundamentales para este grupo. La personalidad del cantante, cierra el círculo mágico. Aunque no os lo creáis... ¡Se le oye!! Tiene potencia, timbre, talento. 

¿Hubo algo malo? Sí, en algunos momentos el sonido estuvo falto de brillo, retumbó algo metálico, especialmente al comienzo y no fue suficientemente lírico en algún tema de forma puntual (por ejemplo en "Slow show" una de mis favoritas, aunque un video que he visto me contradice ¿Sería mi posición?). Y el público y el ambiente, temperatura casi polar, faltó algo de histeria colectiva, esa explosión de hormonas que a veces está hipertrofiada en algunos otros conciertos aparentemente más épicos. Estaba lleno pero a veces pareció vacío. La verdad es que la noche y la temperatura gélida del palacio también hicieron lo suyo.

Lo disfruté mucho, pero seguro que hubiera sido mejor en un sitio más pequeño y con mejor sonido. Acompañado de más entregados y menos curiosos. Pero ya se sabe: no se puede tener todo, pero yo soy muy avaricioso.
También me hubiera gustado decir al oído:"Esta es tu canción" pero no había nadie para hacerlo y ya hace un tiempo que esta parado el péndulo de ese sueño.
La mañana, subido en lo alto de una terraza, en un luminoso día de otoño que, aunque fuera el mediodía (que no es la mejor hora para ver las hojas y los horizontes), tenía magníficos tonos amarillos, verdes y turquesa (que es un color que yo no reconozco pero con bonito nombre), deleitado por espléndida compañía, compartiendo sensaciones, gustos y afectos, nos hizo ver a todos la grandeza del momento. Pasarán los años y seguiremos reviviéndolo.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Canciones que hablan de canciones

Esta es la entrada número 100 del blog y llevaba tiempo pensando que la efemérides merecía algo más que hablar de un disco o de un artista. En principio había pensado dedicarla a un obituario, pero la reciente desaparición de Lou Reed y la magnífica entrada de mi hermano, me han privado (una vez más) de hablar de uno de mis artistas favoritos. Porque no olvidemos que soy mayor que él y que fuí yo quien lo inició en esta droga musical cuando eramos unos niños. Además, me he dado cuenta que abundan las entradas sobre cantantes desaparecidos y malditos y tampoco es cuestión de insistir que ya vamos sobrados de ausencias.

Pensando en Lou y en la primera vez que lo oí en un tocadiscos portátil mono de una de nuestra primas, que en esa época tenía pose de diva o de futura "femme fatale" (que luego abandonó con la consiguiente pérdida de "glamour") y que tenía el sencillo de "Walk on the wild side", me di cuenta de que muchas canciones inspiran a los artistas para crear otras canciones, lo cual, al fin y al cabo es el título de nuestro blog: "A song within a song". Seguro que Lou escuchaba a un coro de preciosas mujeres de negro (vestidas o de color) haciendo esos estupendos coros que inmortalizó en su canción, mientras escribía esa letra en un cabaret de Coney Island (esto me lo invento pero mola). Así que me decidí por una entrada con canciones que tengan algo especial para mí pero que mencionen a una canción o a un cantante. Además os invito a todos los lectores de este cuaderno de bitácora a que aportéis las vuestras en los comentarios o en vuestros blogs personales (si queréis) con algún comentario sobre la primera vez que esa canción os puso un brillo especial en los ojos y la canción o el artista al que hace referencia.
 Unas mujeres de negro como las que inspiraron a Lou.
Aquí van algunas de las mías:

"Thunder road" de Bruce Springsteen. Sentí un escalofrío cuando sonó por primera vez mientras leía la letra traducida por Diego Manrique en la edición española de "Born to run". En mi opinión es una de las canciones más perfectas de Bruce, conjuga su faceta de cantautor callejero en el inicio y se resuelve en un crescendo rockero de considerables dimensiones. En la canción menciona a Roy Orbison al que aprendí a respetar inmediatamente desde ese día y del que, sin saberlo, había escuchado varias canciones en la radio. Cualquier versión de esa canción me rompe por la mitad cuando Bruce recita lo de "Roy Orbison singing for the lonely" porque siempre ese solitario soy yo. Cuando presencié su interpretación en directo en Abril de 1981 casi me pongo de rodillas.

Justin Town Earles con "Am I that lonely tonight?" contiene un bello homenaje a su padre que está cantando en la radio mientras él medita lejano sobre esa soledad que a veces te atrapa de madrugada y te estruja hasta que te desmayas de sueño. No todos tenemos la suerte de poder oir a nuestro padre cantar "Take me home again".

"Sometimes I wish that I could get away
Sometimes I wish that he'd just call
Am I that lonely tonight, I don't know..."

"Día de feria" de Quique González menciona a Raimundo (Amador) en una bellísima y descriptiva  canción. Una faceta hoy descuidada por su autor y que es la que le teletransportó a la cima que hoy ocupa. Reconozco que la primera vez que la oí me dejó estupefacto, mordido, tiritando. Un tema de los que transmiten de verdad, de las de vagabundo con las botas abiertas y puestas. En la versión en directo menciona a Chaouen que también merece un homenaje en este blog (prometo hacerlo).

"Y es tu corazón una montaña rusa y  el mio un par de botas sucias"


"Y tú si tienes fe, arrodíllate, Y tú si tienes hambre come del aire"

Hay unas cuantas más pero os dejo que seais vosotros (lectores virtuales, si existís. Si queréis daros a conocer) los que aportéis las vuestras.

Saludos.

martes, 29 de octubre de 2013

Lou Reed. RIP




Te has muerto, cabrón. Tú, como todos los demás. Y es que a la gente no se le ocurre cambiar de costumbre. Se muere, y punto. En fin, habrá que soportarlo... Oye, por cierto, Lou, espero que te vaya bien por esas alturas, si te has decidido a ir al Cielo, o que te lo pases de miedo ahí abajo, si has optado por el Infierno.

Eras un animal del rock and roll. Y yo me retorcía con los solos de Steve Hunter. Eras un poeta de los sótanos. Y yo me arrastraba por aquellas miserias. Fuiste mi ídolo. Se nota porque tuvimos nuestros más y nuestros menos..., como cuando me enteré de que tenías un humor más bien despectivo, o cuando dabas un giro copernicano que me costaba Dios y ayuda entender, o cuando tuve que hacerme a la idea de que se puede ser homosexual, o bisexual o animal y representar igualmente bien todas las pasiones y tristezas del ser humano. Vamos, una educación sentimental en toda regla.

Perteneces a la mítica y gloriosa época del radiocassette: originales, grabaciones de cassette a cassette, grabaciones de la radio...

Cuando se morían los demás, Lou (porque antes se morían siempre los demás), tú me tendías Berlin (mientras la censura me quitaba «The Kids»); yo lo ponía sobre el plato y oficiaba el funeral: «Este es el lugar donde ella tomó la navaja...» Uf, eran días de adolescencia siniestra. «Oh, oh, oh, what a feeling!» Y con el solo de guitarra de «Sad song» prácticamente me echaba a llorar.

Pero también eras capaz de chulear con «Charley's girl», y entonces eras el tío más enrollado del barrio y dabas marcha y buena onda (joder, todo el rock urbano, como quien dice, descendía de ti; a mí que no me cuenten historias de indis ni de alternativos, yo soy de la época de Burning y de cómo se mascan las palabras para cantar «Qué hace una chica como tú en un sitio como este»).

Los jevis de mi calle prácticamente sólo me perdonaban la vida porque me gustaban ZZ Top y Lou Reed..., o sea, que además te debo un par de hostias menos en mi jeta. En fin, siempre fui muy de Lou. Lo de la Velvet vino luego. Sí, sí, míticos, incomprendidos, cruciales..., pero para mí vino luego. Fue más bien una confirmación de lo grande que eras. Claro que esa no es la visión histórica correcta. Pero a mí que más me da.

Con lo callado que eras para despreciar a la gente y lo bocazas que eras en otras ocasiones. Nunca me interesaron tus historias con las drogas. Pobre tipo, menuda jugada te hizo la vida. Pero supiste sobreponerte y dar de ti todo lo que tenías. Te dieron la oportunidad de mostrar lo que escribías y lo que componías, y regalaste al mundo un montón de arte. Lo que pasa es que a veces te daba por olvidar que habías tenido mucha suerte y te daba por mandar a la mierda al personal. Bueno, hay que entenderlo. A mí, desde que Fernando Fernán Gómez lo hizo sin vergüenza y desde que Los Coronas lo convirtieron en una obra de arte, me parece que mandar a la mierda a la gente, a veces, muy pocas veces, puede estar justificado.

Vamos a decir un par de cosas: Transformer, Berlin, Coney Island Baby, The Blue Mask, New York... No creo que haya que decir nada más.

Descansa en paz.


 








sábado, 26 de octubre de 2013

The cars - Tipos peligrosos conduciendo sin carnet

Conducir nunca ha sido lo mío. Tardé algo más que el resto de mis amigos en sacarme el carnet. No me gustaba conducir y menos sin música. La cosa mejoró con los años, con el radio cassette extraíble que todos escondíamos bajo el asiento del copiloto empecé a encontrar mi sitio. Disfruté de varios modelos, alguno de dudosa procedencia, un Pioneer obtenido en un bar por el hermano de un amigo. El mejor de todos un Phillips con ecualizador que sonaba a todo meter en un Ford Fiesta.

Un grupo que ha sonado mucho mientras conducía son "The Cars". Un grupo americano que en sus inicios competía por ser innovadores y diferentes con gente como "Devo" y que a la vista de su tarjeta de presentación periodística y de la interesante y sugerente portada de su disco "Candy-O" rápidamente le dimos cancha en casa.

Ese disco, sólo lo tuvimos en vinilo por una temporada, nos lo prestaron, y sin ser una obra perfecta, contenía destellos de genialidad tanto en la composición como en la interpretación. El líder del grupo (Rick Ocasek) no acaba de encontrar cual era su sitio en ese mundo musical y el conjunto resulta un tanto irregular aunque "in crescendo". La canción que cierra el disco dejaba claro por donde iban a ir los tiros en el futuro.

Después de dar un par de vueltas discográficas no muy exitosas, en 1984 dan la campanada comercial definitiva con el disco "Heartbeat City". Una obra que descubrí progresivamente en la radio durante la mili y que me compré de inmediato en cuanto pude encontrarlo.

Aunque algunos podrían calificar este disco como "comercial", a mí me dio siempre la sensación de ser la obra cumbre de estos amantes de los coches (y de las chicas tumbadas de forma sugerente sobre ellos). Ni un altibajo desde la portada al último surco. Ni una concesión a la debilidad. Un sonido impecable, el tratamiento de los instrumentos, de las voces y los arreglos son sobresalientes. Por eso triunfa desde la primera escucha. Los diez temas tienen algo memorable. Todos son diferentes y se salen de lo común en esa época.

El disco comienza con "Hello Again". Llevaban tres años en la "nevera" y por eso se nos presentan, de nuevo, con las voces oscilando desde el altavoz derecho al izquierdo construyendo sobre los teclados y los efectos de sonido una canción que merece auriculares (como todo el disco). Una pequeña sinfonía inicial que ya engancha.
La siguiente canción comienza sin pausa (como en todo el disco). "Looking for love" me recuerda mucho a Todd Rundgren (quizás por eso me gusta tanto). De hecho siempre que vuelvo a este disco rebusco en la contraportada por si apareciera su "mano mágica" en los créditos.
"Magic" es de las más conocidas del disco, salió como single y subió rápido en los "charts". Muchos éxitos posteriores se basan en su proposición rítmica y vocal. Ya entrenaron para hacer esta canción con la excelente "Since I held you" de "Candy-O".

"Drive" es probablemente la canción más conocida de este grupo. La interpretación vocal de Benjamin Orr es sencillamente sensacional. Le quita el sitio momentáneamente a Ocasek que en este disco se hace con la posición pre-eminente en ese puesto, mientras que en los anteriores se repartían como buenos hermanos la parte solista. De hecho (en mi opinión) éste es el primer disco en el que parece que Rick Ocasek ha aprendido a cantar (su punto más débil anteriormente). Una canción histórica.
La cara A se cierra (nuevamente sin interrupción entre canciones) con un tema clásico de "The cars": "Stranger eyes". Las guitarras trepidan manteniendo el ritmo y Benjamin Orr mantiene la posición solista ganando por la mano de nuevo a Ocasek. Por momentos los teclados apartan de su posición inicial a las guitarras que no consiguen en ningún momento del tema adquirir posición solista. Este tema apareció en la banda sonora de "Top gun".
Al darle la vuelta al disco, en "You might think", Rick Ocasek aprovecha un despiste del bajista y vuelve al micrófono y con él las guitarras se enseñorean, pero no nos damos ni cuenta del cambio mientras Benjamin Orr se luce en los coros. "Canela en rama" ¡Oiga!

La transición hacia "It's not the night" la marcan unos teclados que recuerdan a los de Peter Bardens oscilando de un lado a otro de los auriculares como si fueran olas de agua en lugar de ondas de sonido. Un riff de guitarra le da un giro definitivamente rockero y nuevamente Benjamin Orr se hace con el micrófono principal. Aquí sí que la guitarra alcanza el clímax en el solo para dejar paso luego a los teclados y efectos que se van diluyendo hasta el final.

¡Hola! ¡Hola! De nuevo Ocasek en los mandos con unos teclados que parecen coros rodeándole en el inicio hasta que los compañeros se deciden a acompañarlo coreando el recitado. Porque esta canción es más una lectura que un canto... Es lo que tienen los lamentos, por eso se titula "Why Can't I Have You?". Este fue su último single y aunque no alcanzó las primeras posiciones, para mí, lo hubiera merecido.

"I Refuse" es otra canción inconfundible de estos "conductores". Lleva todos los marchamos de calidad y las etiquetas de identificación bien visibles.
Y llega el final del disco que concluye por todo lo alto con la canción más extensa del álbum y que precisamente le da título. Se inicia con un toque futurista (No sé porqué siempre me recuerda a "Blade runner"). Los teclados son realmente hipnóticos y las guitarras pichan como dardos. Para postre Ocasek lo borda. Todas las frases aparecen perfectamente punteadas o coreadas. Un extraordinario final para un gran disco.


sábado, 19 de octubre de 2013

Javier Bergia. Punto y aparte



Vamos a seguir con la tónica de repetir artista, pero esta vez a causa de una novedad discográfica. Javier Bergia saca su enésimo disco y sigue sin figurar en la estantería de novedades de la Fnac, y sigue sin estar en la estantería más lógica. No es que a mí me moleste encontrarlo en pop-rock, es que me entristece que alguien pueda perdérselo. Claro que yo lo busco hasta que lo detecto, y si no, hasta me atrevo a preguntarle por su paradero al dependiente de turno.

En esta ocasión sí que se puede afirmar que Punto y aparte es un disco de cantautor, y por cierto que no representa un desdoro para ningún aficionado a la música. Me molesta un poquito que haya quien distinga con mohínes el pop del rock y el jazz del blues y... ¡Pero si es música!

La primera, la canción que da título al disco... Mmm, ya la conocía de unos piratas que me fabriqué con una web alucinante, donde se podían ver conciertos completos filmados en locales de escaso aforo y apretujamiento gozoso. Búho Real, Libertad 8. Yo sólo he pasado por allí de turista, pero los directos que me grabé (de 2007) no tienen desperdicio. Javier Bergia en estado puro. Y «Punto y aparte» data de aquella época. Maravillosa. Una canción que esconde tesoros dormidos, patrias pequeñas que no tienen balcones y que luchan a morir con un par de... sandalias. La única patria que a mí me interesa.
La segunda es «Quijotesis». El título de la canción es horripilante. Jo, ya sé que es una humorada, pero... Por suerte, uno se olvida cuando la escucha. Y encuentra una letra bella y muy inteligente, que es capaz de escribir una autobiografía sin lagrimones. Atención, y ya se aprecia, para el que lo dudara, que aun sin batería, el disco va sobrado con el bajo y la tabla. Qué bueno ese laúd (en el disco, claro, porque lo que viene es en directo).
A ver, el single, el vídeo, la canción de enganche. En el disco es la número 10. Obra maestra. O-bra-ma-es-tra. Tiene la vergüenza de quejarse en un tiempo en el que, si no se monta la guillotina eléctrica en la plaza pública, al menos se puede hacer música hermosa con verdades a pleno pulmón. Shhhh. «Silencio.» Escúchala sin prejuicios.
¿No es acaso un verdadera maravilla? Anda, ponla otra vez. (Yo lo acabo de hacer.)

No, amigos, no hay más canciones de este disco en internet. Al menos individualizadas. Lo que sí hay son conciertos-entrevista para partirse de la risa y para pensar cinco segundos en las tribulaciones de un músico profesional en los tiempos que corren (si no ha sido difícil serlo en todos los tiempos). Bergia repite como una cantinela que ya ha cumplido 50 y que es la hora de los resúmenes. Bueno, para mí que le quedan muchas horas de bienaventuranza por delante. ¡Salud, liróforo celeste!

A falta de la prueba de Santo Tomás, podéis confiar en el hecho de que mi reproductor de cedé no falla. Una vez colocas el disco en la bandeja y le das a play, se reproducen 12 canciones 12 tan hermosas como «Cósmica, mística y gaseosa» (la estoy escuchando ahora: de verdad, haceos un favor: id a comprar el disco). Lo digo yo, que en la distancia del tiempo negué tres veces al maestro, cuando echaba de menos las guitarras eléctricas..., y tuve que cerrar la boca ante la evidencia de mi error.
 
Esta es una de Hilario Camacho que también tocaba allá por 2007.
Y esta es una de Rodrigo García, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. También es una de las que suele hacer en directo. Hasta ha sugerido que le apetece hacer un disco de versiones.
Ohhhhh, con Begoña Olavide. Qué bueno. Qué bueno.





















sábado, 5 de octubre de 2013

Hall & Oates. Nadando entre las aguas de la calidad y lo comercial.

No me importa reconocer que he tenido varios equívocos con este dúo. El primero es que siempre los confundía con un dúo de "soft pop" de voces aflautadas que en los setenta me parecían insoportables. No diré el nombre para no tener que sonrojarme con la confusión y porque con el paso de los años les he perdonado su suavidad y hasta me han gustado (La edad a veces te hace ser más tolerante con algunos enemigos antiguos).
Mi segundo equívoco, cuando conseguí disociarlos de la meliflua pareja, fue con el color de su piel. Durante tiempo pensé que se trataba de músicos de color. Los arreglos de sus canciones y sus voces me recordaban mucho a algunos insignes de la Tamla Motown (de hecho recientemente he visto a algunos de ellos ejercitándose en sus canciones acompañados por la mitad rubia del equipo) y en esa época no existían ni los videos, ni salían en nuestra televisión bicanal y sus discos no aparecían por aquí (había que oírlos en la radio).

Y finalmente mi tercer desatino es que, una vez vistos, fuí incapaz de distinguir a uno de otro hasta el disco en solitario de Daryl Hall ("Sacred songs" de 1980) que pasó por mis manos bien avanzados los 80. En el que quedaba claro en la foto de la portada quien era el de pelo claro y quien el del negro bigotazo.

Durante mucho tiempo evité reconocer que me gustaban (me apasionaban) sus canciones. Mis amigos no hubieran entendido mi inclinación por un estilo tan "comercial". Con el paso de los años, al haber pasado casi a desconocidos (por lo menos en nuestro país) mi admiración ha ido en aumento. Sus canciones han resistido de maravilla las arrugas y vaivenes, no han necesitado el "lifting" facial que se han aplicado sus compositores y cantantes. Son esos típicos temas que, cuando suenan en un bar o alguien hace una versión, a todo el mundo le son familiares, evocan a los clásicos más clásicos del soul o del pop y algunos que van de "enteradillos" intentan impresionar a su acompañante diciéndolo al oído: "¿La conoces? Esta es una de Lionel Richie" por decir alguien.

Cíclicamente recurro a sus canciones para alegrar una mañana soleada como ésta, o me regalo una tarde viendo vídeos grabados en casa de Daryl Hall con unos cuantos amigos, haciendo versiones de canciones suyas y de otros y me puedo relajar porque se me pasa la necesidad de juzgar y me entran las de bailar. Aquí os dejo un puñado que os van a deleitar (espero).


Sólo tengo un vinilo de ellos en casa "H2O" de 1982. También tenía un doble Cd recopilatorio pero no lo encuentro en el maremágnum de discos desordenados e incluso me temo que sea uno de mis "discos secuestrados" que salieron de casa un buen día dejando un muñón de amputación que se comporta a menudo como "miembro fantasma" (Duele pero no existe).

Aquí os dejo una selección de "Grandes éxitos" para que los que los admiran disfruten con sus "Private eyes", los que no los conozcan tengan a su alcance un poco de "Adult education" y los que dudan sonrían con Sara ("Sara smile").  Calidad tienen por toneladas.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Todd Rundgren. Sanador de inadaptados



¿De quién merece la pena repetir post? La respuesta es evidente: de aquellos artistas de los que tengas más obras. Si te has dedicado a recopilar tantas, será que hay más de una que merece la pena. En el caso de este blog, eso se traduce en que, por ejemplo, se han dedicado tres entradas a Robert Fripp (dos de ellas semirrepetidas sin querer), y lo mismo podría ocurrir con REM, Peter Hammill, Van Morrison, XTC, Javier Bergia, Carlos Chaouen, David Sylvian, Joni Mitchell, etc. Y..., ¡en efecto, Todd Rundgren! 

Poco importa quién redactó la entrada dedicada a Something/Anything. Hay pasiones que se comparten sin ningún esfuerzo. Y me parece que los que hemos pasado muchas horas escuchando música nos debemos parecer en algo. ¿Será que siempre fuimos unos inadaptados?

Todd llegó a casa antes, creo que a través de un especial de Vibraciones (donde poco más o menos decía que todos sus discos eran obras maestras absolutas); pero, que yo recuerde, lo hizo de forma masiva a través de una pareja de hermanos de las Casas Baratas del Turó de la Peira, los hermanos Martínez. Eran fanáticos de Rundgren. Lo tenían todo allá por los primeros años ochenta. Y por ellos pudimos escuchar muchos más discos de los que podíamos comprar. Gracias. Y Todd llegó para quedarse, a través de sus dos caras: en solitario y con Utopia. 

La carrera de este hombre es larguísma y compleja, pero podría resumirse valientemente en que es un maravilloso compositor de melodías pop y un avezado ingeniero de sonido, en que siempre le ha gustado experimentar dentro de un orden y que su aceptación del comercio industrial no ha traspasado nunca la propia dignidad, y en que su gusto por el soul y el rock duro le otorgan un sonido tremendo, muy atractivo. 

Healing era su noveno disco, me parece (sin contar a Nazz y a Utopia). Y en él mezcla la sabiduría en eso de hacer ruidos y usar sintetizadores con melodías plácidas, muy recomendables para la banda sonora de un día de felicidad estoica. Al parecer, el hombre se sentía muy agobiado, y creyó oportuno curarse a sí mismo con este disco. En él canta y lo toca todo, como en muchos otros suyos en solitario (si no me equivoco, hasta hace todos los coros). 

No es el disco para conocer al Todd más guitarrero (para eso, Ra, de Utopia, o Back to de Bars, el doble en directo de la época de Hermit of mink hollow. Qué discazo), pero es definitivamente una obra muy hermosa. Se divide, según el propio Todd, en dos partes. La cara uno cuenta la historia, y la cara dos es la banda sonora de esa historia. 

Recomiendo escucharlo de cabo a rabo, cómodamente sentado, y con la expectativa de asistir a una exposición de paisajes y sentimientos emocionantes. 

Todos los médicos deberían tener este disco junto al caduceo y al diploma. En verdad, sana a quien lo escucha. 

 Disco completo

 

 Concierto completo

 

sábado, 21 de septiembre de 2013

Una tribu de 10.000 maníacos.


Una proyección de recuerdos, una sucesión de imágenes aisladas, de alusiones a otros tiempos, caras viejas de jóvenes expectantes, momentos grabados en celuloide y extraidos en papel por ácidos en lóbregas habitaciones, sirven como medio para festejar aniversarios. Casi siempre tienen banda sonora, alguien les añade de forma mágica la música que sonaba en ese tiempo. Todos sonríen, aplauden satisfechos.

Hay quien no puede, no encuentra las manos en ese momento. Hay quien no los tiene, quedaron velados los carretes por el paso del tiempo. A veces sólo quedan pergaminos ajados, escritos indescifrables, redactados en lenguas muertas, antigüedades irreconocibles que parecen piedras. Son personas sin pasado ni futuro... sólo con presente. Algunos viven, otros piensan que están muertos.

Doce fotos antiguas tiene este disco, una por cada mes del año. Hoy me parecen en escala de grises, como la de la portada. Parece que relaten acontecimientos ajenos. Yo por lo menos no los reconozco. Doce preciosas canciones archivadas en lo más recóndito de una biblioteca plena de telarañas. Y ahí estaba junto a este disco una ciudad en fiestas llena de guirnaldas, escenarios y conciertos y una decisión impetuosa (como todas las decisiones). Todo ello ahora en blanco... o en negro, no sé cual de los dos colores refleja mejor el vacío más inmenso.

Aquí tenéis el disco entero. Evocadora voz, transparente, irresibistiblemente atractiva Natalie Merchant. Corta los huesos del pecho como mantequilla, pone los corazones al descubierto. Y es que el verano se acaba y se acortan los días y suceden aniversarios y misterios eclesiales.

"Holidays must end as you know
All is memory taken home with me
The opera, the stolen tea, the sand drawing
The verging sea all years ago"

Verdi Cries. 10.000 Maniacs

corolario.
(Del lat. corollarĭum, de corolla, coronilla).
1. m. Proposición que no necesita prueba particular, sino que se deduce fácilmente de lo demostrado antes.

Algunas canciones:
"Whats The Matter Here"

"Hey Jack Kerouac"


"Like the weather"
"Peace Train", una versión de Cat Stevens
"Don't talk"

"Gun Shy"
"City of Angels"
"A Campfire song"

"Verdi Cries". Emocionante y vibrante. Merecedora de escenario de ópera.