Otro
grupo maldito. Su líder y cantante Adrian Borland se suicidó en 1999
arrojándose al tren tras pasar durante años por problemas serios de salud
mental. El teclista Max Mayers había dejado el mundo unos años antes. Estos sí
que son realmente poetas muertos, imposibles de resucitar desde sus féretros.
No como otros grupos contemporáneos suyos que se empeñan en seguir al pie del cañón,
o volver de la tumba musical, sin otra intención nueva que apropiarse del
dinero de los incautos para seguir viviendo a cuerpo de rey y sin aportar nada
nuevo a la música que experiencia y nostalgia.
No
tuvieron buen final porque se negaron a dar un giro comercial a su
música y quisieron seguir fieles a sus convicciones. Todas sus obras son
valorables y, de hecho, salvo su primer disco (“Jeopardy”) los tengo todos. Se
convirtieron en grupo de culto. Calificación estúpida que se aplica a todo lo bueno
pero sólo conocido por unos pocos y que remite a supuestos motivos culturales,
místicos o mágicos (y por lo tanto más elevados) para que sólo gusten a un
puñado de adeptos y estos se sientan superiores al resto de los mortales.
Tuvieron algún momento bueno como cuando salieron en TVE en el programa de la
Chamorro en el 84. Yo los vi en Studio 54 en la gira del “Heads and Hearts” en
un magnífico concierto en Marzo de 1986 (me parece).
Los
conocimos en algún programa de radio. No sé cual. ¿Quizás en el de Luis Segarra
en Radio Club 25? Aunque también podría haber sido en el de José María Pallardó
en Radio Juventud, “El clan de la una”. ¿Os imagináis? Un programa de música
moderna a la una del mediodía, increíble. Sea donde fuera, la sinfonía de
ritmos marciales que cierra el disco: “New dark age” prometía emociones fuertes
y la bella pintura de la portada, enfrentando a Daniel a los leones, confirmaba que era un grupo interesado en transmitir mensajes y, para
postre publicaban en un sello desconocido con nombre de Europa del Este:
Korova.
Ya
desde la primera escucha “The Sound” demuestran lo bien justificado de su
nombre, su sonido es original, macizo, variado y tiene una calidad que desborda.
Cualquiera de sus canciones merece ser destacada. Combinan perfectamente la sección
rítmica con los teclados, especialmente el potente bajo manejado por Graham
Green. Las guitarras tienen un sentido más rítmico que solista y la voz de Borland es extraordinariamente
expresiva y lo borda. Las canciones suelen presentar un sentido ascendente,
mejorando constantemente hasta los finales, en algunos temas recuerdan a unos
Joy Division con un sonido más limpio y profesional. En directo sonaban con una
contundencia enorme. Te hacían palpitar el pecho fuertemente. El doble en
directo, altamente recomendable, “In the hothouse” contiene versiones de este
disco (como la de “Skeletons”) que completan los círculos iniciados en el
estudio.
Me
resulta difícil destacar canciones. Todas son buenas desde la inicial “Winning” hasta la final "New Dark Age".
Ahora mismo está sonando “Judgement” con esos redobles de tambor lejanos que
anuncian cumplimientos de sentencias en plazas públicas. Que tarde o temprano
todos tendremos que rendir cuentas en algún sentido. ¡Que bien transmiten esos
pequeños detalles musicales el mensaje de la canción! ¿Y el final acelerado?
Teclados que suben poco a poco marcando el ritmo hasta breves solos de guitarra
alternados nuevamente con teclados.
El
tono de las letras es algo depresivo. ¿Que le vamos a hacer? Conociendo el
final del cantante y compositor, ahora se entiende todo. Muchos paralelismos
con Ian Curtis de los Joy Division. Incluso le dedicaron en directo en “La edad
de oro” una versión de “Silent air”. Por cierto, ahora volviéndola a oír
confirmo que es una gran canción. Otra de esas que ya sabes de que habla aunque
no entiendas el idioma. La tragedia siempre ronda todo lo glorioso. La épica de
los héroes siempre está cercana a la muerte. Sobreviven mucho más y mejor los
cobardes. A veces convertidos en falsos héroes. ¡No confiéis en los
supervivientes!
“There’s
a devil in me.
Tryng to show his face.
There’s a god in me.
Wants to put me in
my place.
I’ve got to get a hold of myself.
I’ve got to be in possession.”
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