jueves, 26 de junio de 2014

Cowboy Junkies - De cuando te mira un tuerto

Este disco siempre está en el montón cuando pienso en escribir sobre algún vinilo. Reúne muchas de las cualidades que hacen que considere a una grabación como memorable: calidad, sentimiento y recuerdos. Hoy mientras escuchaba el excelente "Colfax" de "The Delines" me he visto irremediablemente abocado a escuchar éste "Black eyed man" del olímpico 1992 para compararlo. Aunque probablemente su mejor disco es "The Trinity Session" este no desmerece en absoluto.

Parece mentira, han pasado más de veinte años y en algunos estilos seguimos bastante inmovilizados. Seguimos embarcados en esos típicos toboganes que tienen los índices bursátiles, ahora suben y luego bajan, sólo hay que acertar el momento: comprar barato y vender muy caro. Me parece que ambos grupos coinciden en que no han escogido el momento adecuado o han comprado los valores que no cotizan alto en el mercado. Pero ya sabéis que lo más vendido y lo mejor, no coinciden demasiado.

Al grupo de los hermanos Timmins le dio por meterse en ese estilo que llaman "alt country" en el momento en que nadie sabía que eso existía (yo sigo sin saberlo) y aunque tuvieron su resonancia e inicialmente vendieron bastante fuera de su Canadá natal, solo les sirvió por un tiempo. Hoy le hablas a alguien de ellos y se le pone cara de "tuerto". Por supuesto, hoy en día, a ese estilo sólo le hacemos caso algunos "viejos".

En el anverso del disco tenemos seis canciones seis, todas destacables. Especialmente por la voz de Margo Timmins que, en mi opinión, está entre las mejores de este género (parezco una folklórica: "Es la mejó... En su género, por zupuezto"). No necesita gritar en absoluto para demostrar que sabe entonar, mecer, acariciar y conmover.

La primera canción es "Southern Rain", con ella cantando (más bien recitando) como si fuera Lou Reed. A mí me suena mucho a la Velvet. Pero cuando se mete en el estribillo la voz se vuelve de seda y toma un giro más de música de raíces (suenan acordeón y fiddle) e incluso en algún acorde tiene un toque "Beatles" (¡Que Dios me perdone por la osadía!).

"Oregon Hill" se inicia con el piano y ella toma un camino más cercano al "rythm and blues", recita como si fuera de ébano, en realidad se vuelve a poner en el sitio del narrador de una historia y la música sólo sirve para intensificar lo contado. Aquí se añaden armónica, trombones y tuba, para construir una pequeña sinfonía acompañando a la historia de "Suzy".

"This street, that man this life" es más corta que las anteriores. En ésta el grupo no utiliza la ayuda de otros músicos de estudio. Es lo mismo, no los necesitan, toma mucho protagonismo la voz de ella en el centro de los altavoces, dirigiendo la orquestación que es básicamente rítmica. Y cuando ella dice: "That man sheds his skin like a veil" se me ponen los pelos de punta. Y es que: "This life has its victories but its defeats tear so viciously. This life hold its secrets like the sea."

En la siguiente ("A horse in the country") me recuerdan mucho a los "10.000 Maniacs". No me importa en absoluto ese paralelismo. Aparece el piano para puntualizar las frases del estribillo. Una canción deliciosamente deprimente. "This town wouldn't be so bad if a girl could trust her instincts, or even if a girl could trust a boy."

El dúo con John Prine (la primera noticia que tuve de su existencia es en este disco. Perdonádme por la incultura) en "If You Were The Woman and I Was The Man" es sencillamente memorable. Dejan claro que van hacia el "country" en los títulos y en los estilos.

 "Murder tonight in the Trailer Park" cierra esta cara de forma más guitarrera (Hay un solo incluso). Demuestran que no solo se basa su maestría en una voz buena. Otra vez adornada con el toque de la Velvet.

En el reverso tenemos la canción que da título al álbum. La del "hombre del parche". Tiene todos los estereotipos del estilo que cultivan, tanto en la voz como en la instrumentación. No es novedad porque lo sabemos desde que leemos el nombre del grupo.

"Winter's song" retoma el estilo narrativo de algunas de las anteriores. En realidad da la sensación de que ellos se plantean su papel como el de juglares que van de pueblo en pueblo contando historias acompañadas por música, sin tomar partido por lo relatado. Reaparecen acordeón, armónica, mandolina, fiddle y cello.

En "The last spike" aparece por primera vez el banjo. La canción es claramente acústica, como tocada en un bar cualquiera sin amplificación apenas. "Oh. I guess these foolish dreams must stop."

A continuación graban una canción regalo de Townes Van Zandt ("Cowboys junkies lament"). Dedicada a cada uno de los componentes de la banda. Le devuelven el homenaje en la siguiente: "Townes' Blues" y cierran el disco con otra del malogrado maestro (al que por cierto, yo tampoco conocía en esa época) "To live is to Fly". Probablemente los momentos álgidos del álbum. Al parecer estuvieron de gira juntos a principios de los noventa y compartieron algo más que los escenarios.

"To live is to fly low and high, so shake the dust off of your wings, the sleep out of your eyes."
Magnífico final para este gran disco.

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