miércoles, 2 de enero de 2013

Gemma Hayes. La seguridad de un sueño (seguido de Estrella del discman)




Se abre una puerta, quejosa, y suena una melodía de guitarra acústica y bajo que dice que algo hermoso va a pasar. Gemma canta susurrando. Entra una guitarra eléctrica con unos fraseos country que te proyectan al cielo. La pandereta, muy Byrds. I'm on your side. Yeah. Es «Day one», la primera canción de esta obra maestra (sin youtube, sorry).

Bueno, ya lo había hecho en otro lugar, pero ¿por qué no ahora, de nuevo, una declaración de amor? ¿Acaso no son todos los amores virtuales y fugaces? Pues lo mismo con éste. Gemma Hayes: Night on my side: aquellos viajes en tren: aquella sensación de ¡Coño, estoy descubriendo un disco de la hostia!: Eso es amor.

Hubo una época, en esos primeros 2000, en que hacía siestas de pijama y orinal durante el fin de semana y, mientras tanto, oía Disco Grande, o lo soñaba. Era mayo de 2002. Y soñé que Julio Ruiz ponía varias veces la misma canción y que yo saltaba de la cama para comprar este disco (me pasó también con Richard Hawley).

«Hanging around». Si esto no es un single perfecto, que baje Dios y lo vea. Y no sólo eso: Me robó el corazón. (Eh, y todavía no había visto ni una foto de la interfecta.) Es escucharla y ponerme a saltar. Era lo mejor que había oído desde el descubrimiento en los 90 de Jeff Buckley (lo supe en cuanto salió el disco: Eh, Jeff, colega, how you doing there? Era uno de los nuestros. Y Gemma, también). Se ve enseguida, escuchando los primeros epés y escarbando poco, que Gemma Hayes es una artista folk y que apenas le hace falta la guitarrita y la voz (y la presencia, porque es realmente guapa). Pero este disco muestra la mezcla que lleva en la sangre: rock and roll y lamentos: ruidismo y belleza. Es la fórmula mágica, la dosis necesaria, el disco que sale espontáneamente cuando se quiere hacer bien pero no se pretende definir un género ni un público (que es el «error» de su segundo disco, sabiamente corregido en los siguientes).

«Back of my hand» ya me pilló de rodillas. Clamando piedad. Tan perfecta como la anterior, pero esta vez el single perfecto es pop. Este Night on my side muestra su querencia por My Bloody Valentine y su facultad para componer tanto preciosidades pop como climas sentimentales alejados del estribillo. Hay electricidad compensada sabiamente por la expresión folkie. Y aprecio una producción musical de excepción, debida a seis manos distintas y sin embargo conjuntadas en el oído: la propia Gemma, Dave Fridmann y David Odlum. Ojo, que uno de los dos productores ha dado lustre a la carrera de Mercury Rev y The Flaming Lips.

Era la época en que iba a trabajar en tren y me llevaba el discman para meterme en mi habitación virtual mientras el mundo traqueteaba a mi alrededor (justo como mirar por la ventanilla y asistir a la sucesión de fotogramas del viaje). Me puse este cedé una y otra vez. Quería introducirme en cada canción y extraerle todo el jugo. Quería que cada instrumento hablara por sí mismo en el estéreo y descubrir si había valido la pena saltar de la cama. Y vaya si había valido la pena.

«Over and over». El lado folkie aderezado por el buen gusto de los arreglos. Cada vez más crecidita y que le siga pasando lo mismo, una y otra vez. Siempre sucede lo mismo. No te vuelvas a alejar tanto de mí nunca más, porfa. Es que sin ti no vivo. Interludio de cuerdas memorable. «Let a good thing go». Qué pena le da haber dejado pasar algo bueno. Porque era realmente bueno. Y qué violencia para lamentarse por ello. Sí, esta es mi idea de que un lamento llegue hasta la médula de los huesos. (Me encantan los redobles tipo grunge, rascando.) Me puse a investigar luego en internet. Era la época en que había empezado a entender el proceso de bajar música. Conseguí la mayoría de las canciones de sus primeros singles y epés. ¡Dios, cómo podía ser tan buena y que «nadie» se diera cuenta? (Encontré una página de fans que demostraba que había una minoría al loro. Y en Irlanda había sido un pequeño éxito.)

«Ran for miles» (live). Preciosa versión (no he encontrado la original, como no he encontrado ninguna versión, ninguna, de la primera del disco: «Day One», ni de la penúltima: «My God»). La versión del disco es superior, sin embargo (por la importancia que tiene la batería en la mezcla y por la coda: imborrable). «What a day.» Esta me dio un pequeño dolor de cabeza. Me la saltaba. Pero al final me di cuenta de que solo era un problema de caja de ritmos (no era necesaria), pero la canción alcanza el nivel exigido (y solo dura un minuto y medio). «Tear on my side» es el muro de guitarras y voces y el milagroso acordeón en medio. Es la tensión insostenible. Repetitiva. Machacona. Para ser sentida. Es una lágrima que se desliza como la lengua de un glaciar, arrastrando morrenas de dolor. No he encontrado la versión del disco, que es imprescindible. Pero esta es arrebatadora también, y le añade una coda para mí desconocida. Si sonara bien, para mí ésta sería la versión definitiva. I feel it all. «I wanna stay» es la canción que en algún momento me pareció la mejor del disco. La perfección hecha sonido. La frescura, la melodía, el éxtasis en medio del éxtasis. Escuchadla con atención y con devoción. (Yo también querría quedarme toda la noche por ahí contigo, Gemma.) Apreciad cómo se acoplan las guitarras en medio de la música plácida, y a ella le importa un bledo todo mientras Él esté a su lado. Las escobillas se hacen más presentes. La electricidad cruje. Dios, y entra uno de los pasajes más hermosos de la música pop (sí, sí, tanto como «Sea Song» de Robert Wyatt...). ¡Dios, ¿os dais cuenta de lo que estoy diciendo? Síííííí. Y el crescendo se siente dominado al final, con una preciosa coda acústica y voces de niños al fondo. «Lucky one (Bird of Cassadaga)». Esta es la que ella dijo en un programa de radio que era su favorita en aquel momento. Una sinfonía. Un tour de force. En la línea de «Tear on my side», creando un ambiente de electricidad para poder alzarse hasta el cielo. ¿No eres tú el afortunado, ya seas hombre o pájaro? Ojalá. Y nunca necesitar más que esto, más que esta canción.

«Dios mío», espero que cojas el teléfono. Tengo problemas. (No la he encontrado en youtube. Da igual, lector, debes remover cielo y tierra para hacerte con este disco. Yo aviso, y ahora corre de tu cuenta.)

«Night on my side» es la frescura del campo irlandés sin la obligación del folklore puro. Medio Estados Unidos es country por los irlandeses, seguro. Yo creo que la quisieron abducir en Los Ángeles (ver leve tropiezo en el segundo disco, ¡leve, eh!), pero el destino la hizo volver a Irlanda. La grandeza de la melancolía y saber hacer que el aire corra por entre los acordes: Muchas gracias, Gemma.

P.D. Se debe evitar la versión americana de este disco por prescripción médica (distintas canciones, distinto orden). ¿Qué diantres se propusieron destrozando la perfección?

 Presentación documental del disco Hanging around (acoustic live) Back of my hand (live) Ran for miles (en irlandés)

1 comentario:

  1. Quizá tendrán poco que ver, pero volviendo a oir "Hanging Around" me ha pasado por la cabeza ese temazo llamado "Modern Times" de Code Blue, la banda-suspiro de Dean Chamberlain de mediados de los ochenta. Creo que sólo sacaron ese disco, pero es tan bueno, tan contundente, que me han vuelto las ganas de oirlo. Tengo el elepé al lado ahora mismo. Acabo de escribir esto y lo pongo.

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