Llegan
las vacaciones y es un buen momento para hacer limpieza. Aprovechar el
paréntesis para vaciar reductos emocionales a los que no podemos prestar
atención en otro momento del año. Muy fácil,
te sientas frente a un río junto a unas mimosas y miras a lo lejos y seguro que
sale todo.
El
Señor Zevon ya no podrá hacerlo, murió hace nueve años víctima de un cáncer de
pulmón. Cualquiera de sus discos es recomendable, los he ido acumulando en
digital durante todos estos años. Os presento éste del año 1987 porque es el
único que tengo en vinilo, pero cualquier otro que oigáis no os decepcionará.
Inolvidable su disco de despedida de la vida (“The Wind”), en el que colabora
una lista interminable de artistas de renombre (tenía una gran reputación entre sus compañeros), que salió editado dos semanas
antes de su muerte. El muy cachondo llevaba años luciendo una calavera fumando
que cubría sus cuencas con dobles lentes similares a las que él utilizaba. Una
premonición que se convirtió en desgraciada realidad.
Mi
favorito de él es “Learning to Flinch” de 1993. Una grabación “en vivo” en la
que acompañado por guitarra o piano sienta cátedra de lo que es un concierto.
Nada de grandes estadios y públicos lejanos. Salas pequeñas y desconocidas en
las que retumban los sonidos de los vasos al ser servidas las copas por los
camareros.
En
casa lo conocimos a raíz de su tercer disco, el “Excitable Boy” de 1978, sobre
todo de esa cruda canción interpretada en tono casi alegre por un tipo con cara
de no haber roto un plato en su vida. No pudimos seguirlo después porque sus
vinilos no se editaban en nuestro país, no se le oía en la radio y no lo
conocía ni “el Tato”.
En
“Sentimental Hygiene” se rodea (como siempre) de los mejores músicos, en este
caso (entre otros) por componentes de los REM, supongo que alguien vio
posibilidades comerciales a esa colaboración y por eso fue editado en nuestro
país. Como casi todo lo suyo pasó desapercibido... Peor para todos los que no
lo han oído.
La
canción que da título al disco cuenta con (ATENCIÓN, ATENCIÓN): Neil Young
(menudo solazo se pega el tío), Waddy Watchel y Peter Buck en las guitarras;
Jorge Calderón (como siempre) en el bajo; Bill Berry en los tambores y Zevon
cantando y al teclado. Pura fuerza, sólo por esta canción vale la pena el
disco.
La
cosa no se queda aquí, nada de cancioncillas de amorcitos y zarandajas. Una de
boxeadores que se matan en el ring (“Boom Boom Mancini”), una historia real de
lesiones cerebrales, muerte, depresión y suicidio. Y la siguiente de trabajadores oprimidos en
“The Factory” respirando asbesto, rindiendo pleitesía al patrón para sacar
adelante a los hijos. Todo ello con ritmos desenfadados que si no entiendes
inglés o no te fijas en la letra te pueden hacer bailar sin reflexionar. En la armónica nada menos que Bob Dylan.
Le
sigue una colaboración con JD Southern “Trouble waiting to happen” ... Ya se
ve, un hombre nada optimista.
La
cara A se cierra con una balada en mayúsculas, para ésta no se necesitan
idiomas sólo oír la guitarra de Waddy Watchel al principio y la lenta voz de
Zevon ya estás alerta, pero cuando entra en juego el armonio en las manos de
Don Henley (Sí, sí el de los Eagles), ya sabes que es toda una petición de
perdón, un juramento marcado con hierro candente. Por eso se titula “Reconsider
Me”. El bajo lo maneja Tony Levin.
“And
I’ll never make you sad again.
Cause I swear that I’ve changed since them.
And
I’ll never make you sorry if you’ll try.”
En
la segunda cara David Lindley le atiza a la “lap steel guitar” con su habitual
maestría en “Detox Mansion”, guitarreos anfetamínicos para una casa de
rehabilitación frecuentemente visitada por músicos y todo tipo de artistas,
pero ...¿Quién no tiene algún defecto?
En
“Bad Karma” colabora Michael Stipe. Vaya título, este hombre se reconocía como
perdedor y se reía con todo el descaro de ello. Admirable.
La
muy rockera “Even a dog can shake hands” compuesta junto a la plana mayor de
los R.EM. es una ácida crítica a todos los personajes que rodean a los artistas
y se intentan aprovechar de ellos para su beneficio. Este hombre no deja títere
con cabeza.
“The
Heartache” es la otra concesión al amor de este disco. “Sombras
cayendo en el sol del mediodía . Sentimiento de tristeza al máximo. Mira lo que
pasa cuando amas a alguien y no te corresponden.”
El disco finaliza con una canción de
discoteca, nada de instrumentos rockeros, un estribillo pegadizo y gracioso
“Leave my monkey alone” y otra cítrica crítica, en este caso a la paternalista colonización
europea del África, mientras de fondo suena “Blancos volved a Europa. Libertad
para África”.
Seguro que te lo puedes descargar
pero... ¡Hombre, enróllate y gástate unos duros! Que sus herederos seguramente
lo merecen. Buen verano y buena suerte.
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