lunes, 26 de septiembre de 2011

Prefab sprout. Steve McQueen. "Si robas, sé Robin Hood".


Este post debería escribirlo mi hermano. Él fue el que me recomendó el grupo mientras yo estaba en la “mili”.  Sorprendente, porque en esa época eran en él habituales grupos siniestros, vestidos de negro, de música difícil y frecuentemente atormentada. 

Se trata de un grupo totalmente diferente, de escaso encaje en el contexto de la época, con una música elegante, un estilo intensamente personal, atemporal, sus canciones podrían haber sonado en un cabaret de los años cincuenta o ser un grupo de moda actual. Los ingredientes son extraordinariamente sencillos, una voz masculina entonada y potente, como pude comprobar en directo en 1987, unos coros femeninos adornando como farolillos  las canciones, contestando en la lejanía a los requerimientos masculinos, que se mecen suavemente con los ritmos musicales, decepcionantes en directo por su poca presencia y escasa participación y, una producción exquisita de Thomas Dolby. Todo suena tal como debe, conformando un disco cristalino, para escuchar una y otra vez.

El disco es claramente de entretiempo, para primavera u otoño (no lo suelo poner nunca en verano y menos en invierno). Ideal para comenzar la mañana ya amanecido, tomando un desayuno en pijama, aprovechando las oleadas de hormonas matutinas que nos incrementan el ánimo con los rayos solares. No es apto para nocturnidades, esas horas en que las letras podrían devenir traicioneras y para soportarlas se hace imprescindible recurrir a excitantes que sustituyan el efecto euforizante del cortisol matutino.

Este es uno de aquellos discos que te puedes pasar años oyendo solo las canciones de una cara. De hecho, yo tardé mucho tiempo en oír la cara “B” y todavía ahora conozco relativamente poco sus canciones que sólo habré oído diez o quince veces en comparación con las centenarias audiciones del resto . No son malas, todas ellas aisladas son excelentes como “When the angels”, “Moving the river” o “Horsin’ around” pero no alcanzan la vibrante emoción producida por la audición ordenada de las cinco canciones excepcionales encadenadas del anverso.

El disco se abre con “Faron youg” una canción campera que no hace presagiar en absoluto lo que va a suceder a continuación (yo me la salto habitualmente). A continuación, suena el viento, quizás una brisa que se mantiene de fondo toda la canción, una frase de teclados, unos toques magistrales de platillos y unos rasgueos de guitarra acústica irrumpen armónicamente y ...la voz de Paddy McAloon llena el estéreo con las primeras estrofas de “Bonny” a cuyos “Shadded feelings” contesta a lo lejos Wendy Smith con un aterciopelado “I don’t believe you” y al poco un redoble nos transporta hasta el estribillo. La canción sigue un crescendo continuado al que se van sumando voces hasta el final.  “Save your speeches, flowers are for funerals”.


Podrías quedar extenuado pero a continuación unos teclados y la batería abren “Appettite”. En ésta la presencia de batería y bajo son más marcados que en la anterior, destaca de nuevo la voz solista puntualizada por el coro femenino distorsionado con efectos de laboratorio. El estribillo, cantado a dúo, es de aquellos que se te meten en la cabeza todo el día y dan vueltas y vueltas hasta que te salen cantados en el momento más inoportuno.

“So if you take - then put back good
If you steal - be robin hood
If your eyes are wanting all you see
Then I think I’ll name you after me
I think I’ll call you appetite”



Sin solución de continuidad aparece con unos teclados atmosféricos la gran balada del disco “When love breaks down”, suaves toques del bajista y platillos acompañan la demoledora letra inicial. Por suerte el estribillo tiene ritmos optimistas que convenientemente escuchados en la hora pertinente del día hacen menos doloroso el relato de la pérdida.

Mi amor y yo, funcionamos bien juntos, pero estamos apartados a menudo, la ausencia hace que el corazón pierda peso, hasta que el amor termina por romperse. Oh, querida, ¿has visto el clima? La dulce lluvia de septiembre cae sobre mí más que en nadie hasta que me ahogo. Cuando el amor se rompe, hay cosas que haces, para intentar que la verdad, deje de lastimarte. Cuando el amor se rompe, inventamos varias mentiras, únicamente para engañarnos. Mi amor y yo, peleamos, ella nunca me desplazará, la caída nos liberará como confeti. para pintar así a la ciudad. Cuando el amor se rompe, hay cosas que haces, para intentar que la verdad, deje de lastimarte. Cuando el amor se rompe, inventamos varias mentiras, únicamente para engañarnos. Cuando el amor se rompe, unes los pedazos, abandonando el corazón, en busca de sexo fácil. Cuando el amor se rompe.”


Las guitarras inician “Goodbye Lucille” una canción cuyo título no acaba de encajar en una letra en la que Lucille brilla por su ausencia, usurpada por un tal Johnny, al que reclaman un poco de cabeza y comprensión en el amor, incluso le animan a que se aliste en la legión y se mofan de su edad. La canción es un sube y baja constante entre el solista y las cariñosas (por suerte) llamadas de los coros a nuestro protagonista hasta llegar al estribillo: “Ooh Johnny Johnny Oo, Life's not complete till your heart's missed a beat. And you'll never make it up, or turn back the clock. No you won't, no you won't. No you won't, no you won't. Johnny Johnny Ooh.”


Esta cara finaliza con “Hallelujah”, un título excelente como broche final. Una esperanzada canción de amor acompañada de unos riffs de guitarra casi funky y el “Ooh, Ooh, Oooh; AhAhAh” de Wendy con los que finaliza de forma solemne esta mitad del disco. Suelo acabar postrado e incapaz de oír seguidas las otras cinco canciones del disco. 


Por suerte la vida es más atormentada contada o escuchada que vivida. Al finalizar el disco, todavía soy capaz de reunir fuerzas para salir a la calle a apurar el día con un moderado grado de optimismo y expectativas.

1 comentario:

  1. Es curioso que no haya usted mencionado la mejor canción del disco y una de las cinco o seis en la historia desde que el mundo es mundo. Le recomiendo que pare atención a "Desire as", aunque no es una melodía facilona y pegadiza (casi ninguna de Prefab Sprout lo es) tiene una complejidad y un in-crescendo que la convierten en posiblemente lo más elegante y sugestivo que el oído y el cerebro puedan percibir. Y esto se lo dice alguien que ha puesto este disco COMPLETO un par de miles veces desde hace 27 años, porque con The Beatles y ex-aequo con The Smiths, Prefab Sprout, y en concreto Paddy McAloon, son lo más grande en este negocio de la musiquilla ligera...

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